Una vendimia tardía reduce la producción pero deja calidad

Esther Marín
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Tras la mala cosecha de 2017, los profesionales aprueban con nota una campaña que ahora tiene que examinar el mercado

Las buenas perspectivas, tanto de calidad como de cantidad, que se tenían al inicio de la vendimia se han cumplido. La lluvia caída durante el invierno y la primavera, sumada a las buenas temperaturas registradas a finales de verano, fueron el espaldarazo para que el fruto llegara en óptimas condiciones, aunque su madurez fuera más tarde que en anteriores campañas.

Precisamente el hecho de que la cosecha haya sido más tardía es lo que ha proporcionado una uva en todo su esplendor, con un gran equilibrio, buena acidez y un buen punto de madurez. De ahí que los productores y recolectores de las bodegas palentinas, auspiciados por las denominaciones de origen Cigales y Arlanza, estén contentos con los resultados.

«El ciclo ha sido largo y eso ha permitido una uva madura, tanto los hollejos como las pepitas, por lo que los vinos están saliendo muy buenos», argumenta Raúl Tamayo, enólogo de Pagos de Negredo. Además, Tamayo asegura que «sanitariamente ha sido una campaña espectacular», por lo que los profesionales aseguran estar muy contentos, más aún si se compara con el año pasado, que fue una campaña «bastante desastrosa», que llegó a mermar la vendimia hasta en un 70%.

Con carácter general, el sector vitivinícola palentino está contento con los resultados de la campaña, más cuando se comienzan a recuperar los niveles de años anteriores, tras el descenso de la producción que se sufrió en 2017.

 

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