Treinta constructores descubren los secretos de la bóveda mexicana

C.H.S.L.
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Monzón ha acogido durante este fin de semana un taller impartido por Ramón Aguirre, un arquitecto mexicano que ha perfeccionado esta técnica tradicional diferente de la española

No requiere de cimbras para su construcción y puede situarse tanto en espacios interiores como exteriores. - Foto: DP

En la construcción tradicional española es habitual ver lo que se denomina bóveda catalana o tabicada, una técnica de construcción que, básicamente, permitía cubrir un espacio o recinto mediante una sucesión de ladrillos colocados por la parte plana y en la que se disponían varías capas a través de guías, yeso, mortero de cemento o cimbras hasta armar la estructura.
La bóveda catalana se universalizó y alcanzó gran popularidad durante el siglo XIX gracias a un valenciano llamado Rafael Guastavino. La Grand Central Station de New York, por ejemplo, está llena de bóvedas catalanas.
 Sin embargo, en México se desarrolló durante más de 400 años un sistema diferente de construcción de bóvedas, que apostaba por exprimir la geometría. En vez de utilizar hormigón, se formaban arcos autoportantes, sometidos exclusivamente a su propio peso, lo que hace que, casi involuntariamente, surjan curiosas formas armónicas y llamativas texturas.
Hoy en día, estos recursos técnicos tradicionales han quedado relegados a la denominada construcción sostenible o a la autoconstrucción, pero todavía hay quien se interesa por ellos.
La localidad de Monzón de Campos ha acogido este fin de semana a un buen número, y es que el mexicano Ramón Aguirre, uno de los mayores expertos que hay en la actualidad en este tipo de construcción tradicional, ha celebrado un taller en el que ha desvelado los secretos de la bóveda mexicana.
Una treintena de personas procedentes de diversos puntos del país e incluso del extranjero se han congregado en Monzón para aprender deeste catedrático de la Universidad Autónoma Benito Juárez, de Oaxaca, que ha pasado 20 años perfeccionando el sistema de bóvedas mexicanas.
Ayer por la mañana, después de dos jornadas de lecciones técnicas y trabajo, se coronaron las dos bóvedas, una con cierre completo y otra con un óculo, que se han levantado, a modo de pérgola, en la zona de huertos municipales de la localidad. Todos los participantes han trabajado con entusiasmo aprendiendo esta técnica constructiva. 
El artista Miguel Segura puso la guinda a la nueva construcción con un fresco hecho con tierra, llamado MateriaSobremateria, que luce en la pérgola.
 
El perfil
«He tratado de simplificar y entender este sistema constructivo, y los talleres son una manera de que no se pierda la memoria histórica», comenta el arquitecto Ramón Aguirre, que aclara que el adjetivo mexicano que define a este tipo de bóvedas, no es tanto por el nombre del país en el que se desarrolló como por el rasgo definitorio frente a la tradición catalana, que no es otro que el de la ausencia de cimbras.
Arquitecto por la Universidad Nacional Autónoma de México, y catedrático de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Aguirre ha centrado su investigación en el diseño de bóvedas mexicanas de adobe y ladrillo y en los sistemas constructivos regionales. Desde 2007 es miembro de la red iberoamericana Proterra y ha impartido cursos en Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, España, Guatemala, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, entre otras.
Su presencia en Monzón de Campos, impulsada por las arquitectas Raquel Martínez, Ángels Castellarnau y Pilar Diez, ha sido una buena noticia para aquellos técnicos y constructores que no quieren dar la espalda a las técnicas tradicionales y abogan por una construcción sostenible y ecológica.
El curso tendrá continuidad  el próximo fin de semana en Ayerbe (Huesca), donde se ejecutarán dos bóvedas en el interior de una casa bioecológica construida en tapial y abierta a distintas actividades.