La metodología del San Gregorio, ejemplo en Chile

A. Benito
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Tres profesoras procedentes de Culiprán y Llay-Llay visitan el centro norteño con el objetivo de conocer sus técnicas educativas mediante el intercambio de experiencias y conocimientos

La metodología del San Gregorio, ejemplo en Chile

Tres profesoras chilenas, Teresa Cisternas, Carolina Martínez y Cecilia Vergara, se encuentran desde hace unos días en Aguilar de Campoo, hasta donde se han desplazado con el objetivo de conocer la metodología educativa del Colegio San Gregorio. 

La visita forma parte de un proyecto promovido por la Congregación Menesiana que arrancó el año pasado y que, en esta ocasión, ha acercado hasta nuestro país a un total de 38 docentes procedentes de los centros de Culiprán y Llay-Llay, dos localidades ubicadas en el centro de Chile, a unos cien kilómetros -al norte y al sur, respectivamente- de la capital, Santiago.

De esta forma, y a lo largo de los próximos días, los profesores latinoamericanos tendrán la oportunidad de intercambiar conocimientos y experiencias con los que trabajan en los centros que los Hermanos Menesianos tienen en núcleos como Aguilar, Reinosa, Bilbao, Portugalete o Madrid, y exportar posteriormente hasta Chile un modelo que, no en vano, tendrá que adaptarse a las características de un país con una realidad muy distinta a la nuestra.

"Nuestro centro es un colegio técnico profesional insertado en el medio rural con más de 1.000 alumnos entre los 4 y los 18 años y dividido en dos ramas: la técnico-agrícola y la científico-humanista", explican Teresa y Carolina, cuyos alumnos presentan una especial vulnerabilidad puesto que proceden de familias pobres y, en muchos casos, analfabetas.

Tanto ellas como Cecilia, del Liceo Menesiano Sagrado Corazón, tienen que dar clase cada día en aulas con entre 30 y 40 alumnos, muchos de ellos con problemas cognitivos y afectivos, lo que hace más complicado encontrar la motivación de los jóvenes o promover entre ellos la disciplina. 

"El colegio del que provengo está enfocado a la formación profesional en gastronomía y mecánica y cuenta con un alumnado bien diverso. Además de con los menores, también trabajamos con las familias, a las que les damos tips de ayuda centrados en lo pedagógico", continúa Cecilia, que al igual que sus compañeras intentará implantar en el centro chileno nuevas herramientas como el trabajo colaborativo.  

De su estancia en Aguilar, que aún se extenderá durante unos días, lo que más les ha llamado la atención -además del hecho de que los niños sean los encargados de buscar sus propios medios de aprendizaje-, es el tema del idioma. "Es sorprendente cómo se manejan los alumnos en inglés", apuntan las docentes, que tienen todas sus esperanzas depositadas en que, como en el San Gregorio, en sus centros vayan ganando terreno las nuevas metodologías educativas.

GRAN MISIÓN. Lo cierto es que como ellas mismas señalan, la suya es "una gran misión" que pasa por motivar a los jóvenes, incentivar su trabajo e introducir la idea en la comunidad educativa de que existen otras formas de evaluación. Una importante labor que, a buen seguro, irá dando sus frutos a medio y largo plazo.