En tierra de nadie

C.V.G. (ICAL)
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Las personas con discapacidad en el medio rural cuentan con menos recursos y más dificultades para acceder a ellos, además de sufrir cierto abandono por parte de las Administraciones y del movimiento asociativo

De izquierda a derecha, Mercedes, Andrés, Álvaro, Fernando, Aidé, Luis y Lourdes junto a la estructura del futuro invernadero en el huerto. - Foto: Bragimo/ICAL

Menos recursos, dificultades para acceder a ellos y cierto abandono no sólo de buena parte de las Administraciones, sino también del movimiento asociativo es lo que se encuentran las personas con discapacidad en el ámbito rural en una Comunidad que se caracteriza por la dispersión de la población y el pequeño tamaño de sus pueblos.

Así lo asegura Marcelo Paramio, presidente de la Asociación de Personas con Discapacidad del Mundo Rural (Adismur) de Palencia, una entidad creada hace siete años que integra a personas con todo tipo de discapacidad, tanto física como psíquica y sensorial, y cuya sede está en la localidad de Villarramiel, pero que da servicio a los municipios del entorno.

En la actualidad dispone de un Centro de Día donde atender a los usuarios, un programa de respiro familiar y, como novedad terapéutica, pondrá en marcha en breve un huerto-jardín que también tendrá una vertiente solidaria y educativa en la que integrar a toda la sociedad de la comarca.

la voluntad. Paramio explica que resulta totalmente inviable crear en el medio rural una asociación que atienda cada tipo de discapacidad y que tampoco existe voluntad de las que hay en la ciudad para llegar a los usuarios de los pueblos.

«Nos encontramos un poco en tierra de nadie, sin posibilidades de acceder a los recursos que sí hay en la capital y abandonados por las Administraciones», afirma. Por eso, en 2007 un grupo de padres decidió crear Adismur con el objetivo de acoger a todas las personas que presenten algún tipo de discapacidad y propiciar acciones que permitan su integración social, laboral, educativa y su acceso a la cultura, el ocio y tiempo libre.

Tras años de trabajo, esta asociación dispone de un Centro de Día en Villarramiel, donde se imparte un taller ocupacional permanente de lunes a viernes gracias a un convenio de colaboración suscrito con la Fundación San Cebrián y el Ayuntamiento de la localidad.

Asisten diariamente once usuarios de varias localidades del entorno que son transladados con un vehículo propiedad de Adismur.

Uno de los servicios más valorados tanto por usuarios como por las propias familias es el denominado programa de respiro rural que abarca los meses de julio y agosto y oferta actividades de ocio y tiempo libre.

De esta manera, «conseguimos que los chavales no estén en los pueblos por las calles o siempre casa a expensas de sus padres. Les damos una ocupación, formación y les hacemos disfrutar de actividades que de otra manera no podrían tener», señala.

Terapia y solidaridad. Adismur pretende ir un poco más allá en su atención a las personas con discapacidad y está a punto de poner en marcha una huerta-jardín en la que los usuarios de la asociación cultivarán hortalizas y plantas ornamentales.

El fin, dice Paramio, es terapéutico: «Queremos procurarles una responsabilidad que es la de hacer que una planta nazca, crezca y sirva de alimento o de adorno». Con la venta de las plantas, además, se conseguirán ingresos que servirán para ayudar a financiar los gastos de la asociación. Es una actividad vinculada al entorno rural en el que estas personas con discapacidad viven.

La huerta se está creando sobre una parcela de 1.400 metros cuadrados donados por una familia de Villarramiel, municipio que, asegura el presidente de Adismur, está muy volcado en ayudar a la asociación. Para la puesta en marcha de este proyecto también ha sido fundamental, añade, la colaboración de la Diputación.

El acondicionamiento de la parcela está prácticamente concluido y podría empezar a cultivarse antes del verano.

En estos momentos ya se ha vallado el terreno, se ha hecho un pozo para obtener agua de riego, se han instalado dos invernaderos de túnel de 120 y de 32 metros cuadrados y se ha construido una caseta para almacén de herramientas y maquinaria.

terapéutico. Además del carácter terapéutico, este proyecto incluye otro aspecto solidario. «Vamos a ceder parte del terreno a familias que estén pasando por dificultades económicas para que puedan cultivar alimentos y así poder echarles una mano», apunta Paramio, quien añade que de esta forma pretende devolver al pueblo de Villarramiel la generosidad que siempre ha mostrado hacia las personas con discapacidad.

Pero como el terreno es suficientemente grande, Adismur también reservará un pequeño espacio para uso de escolares con una vertiente solidaria y de sensibilizacion social.  La idea es que los niños realicen alguna plantación como semilleros, que luego cedan para al huerto terapéutico y los usuarios de los huertos familiares para realizar sus consiguientes plantaciones de invernadero o de exterior.

La inquietud de Adismur por atender a la dispacidad en el medio rural va más allá. Por eso, como proyecto de futuro a medio o largo plazo está la dotación y equipación en la localidad de alguna vivienda tutelada para personas con discapacidad.

Desde la Fundación ven con preocupación que los padres de los usuarios actuales suelen ser de muy avanzada edad y en pocos años sus hijos necesitarán un lugar donde residir de forma tutelada para continuar su vida en sus pueblos.