Ruta a ritmo frenético

Carmen Ansótegui (SPC)
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De la Quadra-Salcedo avanza su intención de que el próximo año, la expedición BBVA-Quetzal realice un recorrido «en honor del aventurero y escritor Garcilaso de la Vega»

 
Una semana después del inicio de la trigésima edición de la Ruta BBVA, antigua Quetzal, los más de 170 expedicionarios van haciéndose a los tiempos y las normas del campamento. Podría parecer sencillo, pero nada más lejos de la realidad. El ritmo es frenético y movilizar a tantos ruteros y demás acoplados de material, prensa y organizadores, implica el seguimiento estricto de ciertas pautas para poder cumplir con la apretada agenda. Entre los chavales bromean incluso diciendo que es «como estar en el Ejército». 
Durante su estancia en Madrid visitaron el Palacio de Oriente, el museo del Prado y un grupo representativo fue recibido por el Rey Don Felipe. Miguel de la Quadra-Salcedo no quiso perderse este momento y se escapó del hospital para acudir a la audiencia. Allí aprovechó para avanzar que ya tiene en mente que en 2016 prepararán un recorrido «para honrar al escritor y aventurero Garcilaso de la Vega». 
Tras su paso por la capital, los expedicionarios conquistaron las dos castillas recalando en Toledo, Ávila y León. En las tres ciudades pasearon por las callejuelas de sus cascos históricos y tuvieron la oportunidad de descubrir el encanto de construcciones emblemáticas como el alcázar castellano manchego, la muralla milenaria y las vidrieras de la Catedral leonesa. El programa se completó con charlas sobre Santa Teresa de Jesús, el Quijote y una visita a la exposición de Las Edades del Hombre. 
Otra de las paradas claves en esta edición fue Santervás de Campos, un pequeño municipio vallisoletano muy vinculado a la Ruta y donde fueron recibidos con los brazos abiertos. Tanto es así, que las señoras de la localidad pasaron varios días cocinando para prepararles una cena típica. Sirvieron finalmente 50 kilos de patatas revolconas y más de 40 pollos «al estilo de Teresa de Ávila». 
No fue la única sorpresa, los chavales tuvieron la oportunidad de participar en el proyecto del primer museo que se pondrá en marcha en España en honor a Miguel de la Quadra-Salcedo. Para ello, encargaron a varios expedicionarios que trasladasen hasta el solar donde se edificará la primera pieza de la colección, una barca de los indígenas peruanos que recibe el nombre de totora. 
La interculturalidad es la base sobre la que se asienta el proyecto, algo que los ruteros ya han podido comprobar de primera mano. «Lo que para ti es normal para ellos no y viceversa» explicaba uno de los chavales al poco de comenzar la convivencia. Otros reconocían que tan solo hablando con sus compañeros habían aprendido cosas que «de otro modo jamás llegarían a saber». Así, a estas alturas de la Ruta, el objetivo de fomentar las relaciones entre España y América con el que nacía el programa ya está más que superado. 
El impulso de integración social que se realiza se complementa con un esfuerzo extra por incluir también a personas con discapacidad, otro reto que también han cumplido ya. A la expedición se han sumado dos ruteros con problemas de visión y de audición que participan, al igual que el resto, en todas las actividades. Además, ellos fueron los protagonistas de la actividad que más ha calado hasta el momento: la visita al Consejo Superior de Deportes, donde pudieron jugar con distintos medallistas olímpicos poniéndose en la piel de las personas con discapacidad. 
Y es que en tan solo siete días podría decirse que han vivido mil experiencias que les han dejado huella y todo ello sin apenas conciliar el sueño.