«Tenemos que empezar a pensar en el post-carbón»

Rubén Abad
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Picador experimentado, Alider Presa compagina desde hace ocho meses la Alcaldía de Igüeña (León) con la Presidencia de (ACOM-España). Vive muy de cerca los últimos coletazos del carbón, la crisis del sector y la amenaza de cierre de las térmicas

¿Qué valoración hace de la primera toma de contacto que mantenía con el Gobierno de Pedro Sánchez?

Bastante positiva. Es de agradecer que vayan cumpliendo con la promesa que nos hicieron, que no es otra, de momento, que tenernos en cuenta a los municipios mineros.

Nos han adelantado que hay sobre la mesa dos líneas de actuación: una basada en la restauración de los espacios degradados por la actividad industrial  y otra es una apuesta por la eficiencia energética de los edificios públicos. Proyectos que tendrán que dar solución al principal problema de estas comarcas, que es la falta de empleo. Situación que se agudizará tras el cierre de las explotaciones aún en activo.

¿Fue receptivo el Ejecutivo con las peticiones que le trasladó ACOM?

El diálogo es fluido, y la cosa pinta bastante bien. ACOM-España pasará a formar parte, junto a las comunidades autónomas y el propio Ministerio para la Transición Ecológica, de una mesa en la que se valorarán y desarrollarán todos los proyectos que lleguen a las cuencas. Es un primer paso, y es muy importante.

¿Cree que son suficientes para reactivar estas comarcas los 250 millones de euros comprometidos en el acuerdo marco del carbón suscrito recientemente entre Moncloa y sindicatos?

A todas luces, es una cuantía insuficiente, pues en esa cantidad se contemplan proyectos empresariales e infraestructuras. Además, nadie puede negar que se trata de un acuerdo finalista en lo referente al trabajo en la minería. 

Hace falta más dinero, mucho más, porque del Plan del Carbón 2013-2018 no se ejecutó nada y del anterior, el correspondiente al período 2006-2012, solo el 20 por ciento. Lo que sí nos han confirmado es que habrá una financiación adicional importante, aunque aún no nos han desvelado a cuánto asciende, porque están en negociaciones con Hacienda.

¿Dan ustedes por perdidos los mil millones de estos planes aún no ejecutados?

No es cuestión de darlos por perdidos. La realidad es que este año el Instituto del Carbón tiene un presupuesto de 135 millones de euros. No hay más, por mucho que pidamos. Me da igual que recuperemos lo de atrás, o que haya una financiación nueva, lo que me interesa es que aparezca el dinero suficiente para paliar la falta de trabajo actual y la que vamos a tener en unos meses.

Debemos poner el mensaje también en los territorios, no solo en la mina, porque al 80 por ciento de los operarios se les ha buscado una salida digna a través de prejubilaciones o bajas incentivadas, pero estas comarcas registran unos altos índices de desempleo no vinculados al sector, y para eso también hay que encontrar una solución a la mayor brevedad posible. 

Todos estos municipios siguen teniendo una gran dependencia del mineral, pero hay que empezar ya a hablar del post-carbón. Tenemos ante nosotros la última oportunidad de aprovechar el dinero público para crear empleo, y hay que hacerlo bien y de forma urgente.

¿Se han gestionado bien los Miner a la vista de la situación actual?

No han dado el resultado que se esperaba de ellos, pero no me atrevo a criticarlo, porque hay que comprender que en cada momento se hicieron las cosas que se pensaban mejores. De lo que sí estoy convencido es de que no hay que destinar los nuevos fondos a aceras, asfaltado de calles, fuentes o pabellones para dejar bonitos nuestros pueblos.

Palencia ha sido históricamente una de las grandes olvidadas en el reparto de ayudas. ¿Se intentarán solventar estas desigualdades?

No se pueden repetir los errores del pasado y, en esta ocasión, no va a haber ayudas por población o cierre de empresas, o al menos eso parece escuchando al Ministerio. Se van a centrar todos los esfuerzos en aquellos proyectos generadores de empleo, aparezcan dónde aparezcan.

Si Palencia promueve iniciativas interesantes y viables, que creen puestos de trabajo, la administración las va a mirar con buenos ojos. Al igual que aquellas que lleguen desde otros puntos de Castilla y León, Asturias, Aragón o Castilla La Mancha.

Hay cosas que pulir, pero las oportunidades laborales son lo primordial para todos. Por eso, se van a intentar corregir esas deficiencias de los últimos años como, por ejemplo, que haya habido fondos mineros para municipios que no lo son, ni lo han sido nunca.

La crisis del carbón en la provincia se inició hace más de dos décadas y, sin embargo, se ha esperado hasta ahora. ¿Se llega tarde?

La minería lleva más de veinte años en un proceso de reestructuración que parecía no tener fecha de caducidad. Ahora, muy a mi pesar, mantener el sector va a ser complicado, aunque alguna empresa pequeña va a seguir en activo. 

La minería que conocíamos ya no existe, pero España va a continuar teniendo una importante dependencia del carbón. No me atrevo a decir si durante cinco, diez o quince años, pero seguiremos necesitándolo para  producir electricidad. 

¿Qué futuro depara entonces a las centrales térmicas?

Desde ACOM, como no podía ser de otra manera, apostamos por su continuidad, y planteamos que ésta esté vinculada a la quema de mineral autóctono. De nada nos va a servir producir carbón nacional si no lo vamos a poder quemar. 

¿Han intentado algunos políticos sacar rédito político del conflicto?

Respeto las críticas que puedan llegar desde el PP al nuevo acuerdo marco, pero no debe olvidar que del anterior Plan del Carbón no se invirtió ni un solo euro, y eso no es una opinión mía, es la realidad. Como alcalde de un municipio minero, le recuerdo a la Junta que nosotros (PSOE) no vamos a cerrar las minas, ya están carradas. Por el bien de todos, es importante dejar a un lado los colores políticos y aunar esfuerzos.

Hay quienes aseguran que las prejubilaciones han acelerado este declive. Incluso un concejal de Guardo (Ricardo Varona, de Ciudadanos) las calificaba como un «cáncer»

Quien opina así, cuanto menos, manifiesta un conocimiento bastante escaso o nulo del sector. Las prejubilaciones no son ninguna novedad, es el cuarto Plan del Carbón en el que se contemplan. Son una solución que existe no solo en la minería, también en otras muchas profesiones. Es una salida digna y, al que no lo entienda, le invito a pasar solo media jornada en el tajo y que después hable.

¿Entienden Madrid y Valladolid lo que supone el fin del carbón y el posible cierre de las térmicas?

El Gobierno de Sánchez me ha demostrado que tiene un alto grado de conocimiento y una especial sensibilidad sobre este tema. Con la Junta aún no he tenido la oportunidad de comprobarlo.

¿Ayudó la Marcha Negra de hace seis años a visibilizar el problema?

Fue un hito muy importante en el que los mineros contamos con el apoyo de la sociedad. Visto con perspectiva, quizás se perdió la oportunidad de haber conseguido algo más para los trabajadores y sus comarcas.

¿Qué valoración hace de sus ocho meses al frente de ACOM?

Ha sido una época muy convulsa. Ahora, por fin, empezamos a recibir noticias algo más esperanzadoras y se vislumbra una buena salida para estos territorios.

¿Están haciendo un buen papel las oficinas de Tierras Mineras? 

Espero ver algún día, porque aún no lo he conseguido por más que he insistido, los resultados del Plan de Dinamización de la Junta, qué proyectos se han ejecutado y el dinero invertido. Hasta la fecha, no conozco ninguna actuación concreta financiada con cargo a este programa.

Queda menos de un mes exacto para Santa Bárbara, patrona de la minería. ¿Va a ser la última fiesta con carbón autóctono?

Espero que no, que aguante un poco más. Va a haber producción y quema de carbón en Castilla y León durante algunos años más, aunque a una escala mucho más reducida.