El nombre de este sevillano, de tan solo 18 años, comienza a sonar en el duro escalafón de los toreros a caballo. La amistad de su padre con el de Diego Ventura resultó fundamental para que el dulce ‘veneno’ del toro comenzara a entrar dentro de su cuerpo. Aunque aún tiene pendiente la alternativa, este 2015 afronta una nueva temporada bajo el apoderamiento de Manuel Álvarez Canorea, con quien espera cumplir el sueño de debutar ante sus paisanos en la Real Maestranza. De momento, el primer festejo del nuevo año será el próximo 7 de febrero en tierras portuguesas. Sin duda, una de las más firmes promesas del rejoneo.

Para todos aquellos aficionados que no tienen el gusto de conocerle ¿quién es Manuel Moreno?

Soy un chaval que tiene 18 años, nacido en Sevilla y que estoy dedicado desde 2012 en cuerpo y alma al rejoneo con el único propósito de dejar huella en esta difícil profesión.

¿Hasta qué punto condicionó la amistad compartida entre su padre y el de Diego Ventura para que usted decidiera dedicarse a esto?

Los caballos siempre me gustaron y ya a los diez años tuve uno propio, aunque entonces no pensaba aún en dedicarme a esto. Sin embargo, la amistad de mi padre con el de Diego Ventura fue lo que me envenenó ya que me empezaron a inculcar el entrenamiento, a echarme vacas y todo lo demás. Sin duda, ellos fueron los que me iniciaron en el toreo a caballo.

Todo un lujo haberse criado a los pechos del maestro...

Pues sí. Me siento un privilegiado y no puedo decir otra cosa porque es así. Él me ha enseñado lo poco o mucho que sé y el toreo que ejecuto es el que me ha inculcado desde siempre, de ahí que me guste pisar esos terrenos complicados en los que Diego se desenvuelve como pez en el agua. He pasado tanto tiempo con él que lo considero como un hermano mayor, existe un vínculo que sobrepasa al de la simple amistad. También en la faceta personal me ha enseñado mucho y me ha insistido en que nunca me crea nada, ya que un día estás en lo más alto y al siguiente estás abajo.

En 2012, con 16 añitos, hacía su primera comparecencia en público. Imagino que con caballos prestados...

Ya entonces estaba formando mi propia cuadra y Diego me dejó dos para completar aquella tarde, aunque finalmente saqué uno de ellos. Fue un día en el que pasé mis nervios y en el que cometí algún que otro error propio de la inexperiencia.

En estos dos años que lleva dentro del circuito ya se habrá dado cuenta de la enorme dureza de esta profesión...

Me di cuenta de ello desde el primer día que empecé a torear. Sabía y sé que es un camino muy duro de recorrer, en el que hay que echarle muchas horas y en el que hay que estar siempre preparado si no quieres perder el tren antes de tomarlo.

Quizá el momento más duro lo vivió en Íscar cuando perdió en el ruedo a Navegador en agosto de 2013

Cuando llevas tanto tiempo con los caballos se crea un vínculo tan grande que llegas a considerarlos uno más de la familia. Y no exagero. Y cuando muere un ejemplar lo pasas muy, pero que muy mal pues pierdes parte de ti, amén de lo difícil que te resulta encontrar otro que ocupe su lugar.

Todo tiene su cara y su cruz, pues de Íscar salió triunfador por delante de Pablo Hermoso...

Antes de aquella tarde, en casa de Diego, él me dijo que no podía volver de Íscar sin salir por la puerta grande y le prometí que así sería. Luego, cuando pasó lo del caballo, el maestro me llamó y me dio ánimos para triunfar con el otro astado y gracias a aquella motivación lo conseguí.

En Cuéllar le pasó factura la pérdida de Navegador ya que escuchó los tres avisos

Ya digo que es difícil de sustituir cualquier caballo y más uno del tercio de muerte como era Navegador. Cuéllar fue de las primeras corridas tras el percance y llevé un caballo nuevo en ese tercio que aún no estaba hecho del todo con el que me fue imposible matar a aquel toro. Una lástima.

Siempre con Julián Alonso, si bien en 2014 es cuando comenzó a sonar su nombre. ¿Eso fue lo más relevante del año?

Fue una temporada bonita de rodaje y aprendizaje en la que hubo muchas cosas destacadas, si bien creo que lo más importante de todo fue el contacto con plazas de primera categoría como las de Córdoba o Bayona.

Ha alternado con todos los grandes. ¿Con qué se queda de cada uno de ellos?

Sin duda ninguna, lo que más admiro es la raza que tiene Diego, la clase de Pablo y la alegría que imprime Fermín toreando.

Este año se ha incorporado al equipo de apoderamiento Manuel Álvarez Canorea. ¿Cuáles son los objetivos?

Otra temporada ilusionante, pues que te apodere un empresario tan importante como él es digno de orgullo. Espero que me ayude a progresar y ponerme arriba. Yo, por mi parte, aunque soy muy joven y creo que aún me quedan por aprender muchas cosas, este año 2015 quiero decir a todos alto y claro en el ruedo: aquí estoy yo.  

Y con él, el sueño de La Real Maestranza se antoja más real

Ojalá pueda ser verdad y verlo  cumplido este mismo año, pues para un sevillano, Sevilla es mucho.

Y la alternativa ¿le preocupa?

En absoluto. Prefiero madurarla y que cuando llegue pueda doctorarme como a mí me gusta, con los más grandes: Diego y Pablo y en Sevilla.

«Tengo caballos nuevos para este año que van a sorprender»

Háblenos un poquito de su cuadra

Actualmente está muy reforzada con tres caballos buenos de salida, dos veteranos -Duque y Caramelo - y otro potro nuevo que he puesto este invierno, Espartaco. En banderillas también está bien cubierta con buenos ejemplares como Ferrari, Galán, Visir, Camarón, Wellington, Batista, Campino y Lidiador. Y, por último, para el tercio de matar cuento con Vino, con el que ya fui el año pasado, y con Bohórquez.

Y las figuras ¿cuáles son?

La columna vertebral de la cuadra la forman Galán, Ferrari, Visir y Camarón, aunque este año más de uno se va a llevar alguna que otra sorpresa con los nuevos caballos que pienso sacar, entre ellos Lidiador, Espartaco y Bohórquez.

¿Me podría decir cuál es su jornada de trabajo?

En esto no hay jornada de trabajo ni horarios, ya que es todo el día: de ocho de la mañana a las dos de la tarde y de las cuatro a las diez de la noche y vuelta a empezar.

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