Raúl Fraile Fabero, colaborador y coordinador permanente de la Cátedra de Micología, intervino ayer en el Aula de Cultura del Campus palentino de la Universidad de Valladolid, en cuyo marco pronunció la conferencia Hongos y setas medicinales. Habló sobre las características nutricionales de las setas, que, en general, «aportan una tasa de minerales casi igual a la de las carnes». Varía según la especie y dentro de la misma depende de las condiciones climatológicas, tipo de suelo, edad de los ejemplares y condiciones de conservación. Explicó que las setas son buenas fuentes de proteínas, con mayor concentración en el sombrero que en el pie. En cuanto a grasas y lípidos, predominan los ácidos grasos insaturados sobre los saturados. Respecto a los hidratos de carbono o glúcidos, la mayor parte no son asimilables. Las setas son buenas fuentes de vitaminas, principalmente del grupo B (vitaminas hidrosolubles); vitamina C, abunda en la Fistulina hepatica, colmenillas o morchellas; vitamina D (Boletus edulis -3microgr/100g-, champiñón -2 microgrm/100g-; vitamina A, se encuentra en las setas de color amarillo o naranja (Cantharellus cibarius, C. lutescens, Amanita caesarea, Lactarius deliciosus, algunas pezizas...)
El conferenciante centró otra parte de su intervención en la historia de los hongos medicinales. Así, en la época romana-griega, para cauterizaciones se usaban poliporáceos que se quemaban entamente sobre la piel. El agárico era el hongo medicinal por excelencia, al igual que en la Edad Media. En el siglo XVII, se empleaba el cornezuelo para el parto; Auricularia auricula-judae para la garganta; Pedos de lobo en hemorragias, úlceras, sabañones y hemorroides; Polyporus tuberaster para la litiasis; Volva de Phallus para la gota; Trametes versicolor para el ganado y se mantiene el uso de agárico para todo.
Otro apartado de la charla de Fraile Fabero estuvo dedicado a la usos de hoy de los hongos medicinales, como que la Colibia de pie aterciopelado (Flammulina velutipes) se emplea contra el carcinoma de Ehrlich. Se refirió a los hongos inmunosupresores, como la seta de marzo o el Phellinus torolosus; la oreja de Judas es un anticoagulante natural con una potente acción antiplaquetaria, contra la fatiga crónica. Hongos reductores del colesterol son la seta de cardo (Pleurotus eringii), el champiñón (Agaricus bisporus), níscalo (Lactarius deliciosus), shiitake (Lentinus edodes), seta de ostra (Pleurotus ostreatus) y seta de chopo gris.
Comentó que no hay que consumir champiñón crudo, ya que tiene agaritina. La seta anisada no hay que comerla porque tiene muchas nitrosaminas; el bonete, tiene compuestos cancerígenos y hay que tener cuidado con los cacahuetes mohosos (aflataxinas: cáncer de hígado).