Astudillo cumple un año más con su voto de villa en la ermita de Torre Marte

O. Herrero
-

La romería, que se celebra desde el siglo XVII para afianzar los derechos del pueblo sobre este templo, congregó a cientos de personas que se repartieron las más de 2.400 raciones de pan, queso y cebolla que entrega el Ayuntamiento

• La atalaya en la que se asienta el templo fue el escenario además de una comida campestre de familias y grupos de amigos y de una exhibición de danzas.

 
Astudillo no faltó a su cita. Como si el antiguo litigio con Santoyo siguiera vigente y hubiera que acudir cada primero de mayo a hacer valer sus derechos sobre el descampado y la iglesia de Torre, los astudillanos se dieron cita ayer en el cerro situado a varios kilómetros de la localidad y en el que se guarda la imágen del Santísimo Cristo de Torre Marte, para cumplir con el voto de villa.
Ha pasado mucho tiempo desde aquella primera procesión desde Astudillo, en 1692, pero la esencia y el sentir siguen siendo los mismos y sobre todo el espíritu de compañerismo y vecindad que se da en la campa junto al templo.  Hasta el ágape con que el Ayuntamiento agasaja a los romeros que comparten con la Corporación el voto de villa. Pan, queso y como añadido a lo que se entrega en otras localidades con tradiciones similares, también cebolletas. «Eh, que te olvidas la cebolla», le recordó desde el interior de la casa de la ermita uno de los organizadores a una joven. «Ay, perdone, no me he  dado cuenta», se disculpaba la chica. 
En total, se repartieron más de 2.400 raciones. «Hemos puesto un cartel, en el que pone que sólo una bolsa por persona justo frente a la cola, pero igual teníamos que haber puesto dos. El otro justo al lado de la ventana», reflexionaban junto a las cajas con bolsas y cebolletas.
El caso es que una larga fila de personas esperaba su turno para pasar al siguiente rito de esta romería de Torre Marte: la comida campestre.
El día soleado, aunque algo fresco, invitó a muchos astudillanos a hacer uso de las mesas fijas o a juntar a los comensales alrededor de una manta o un tablón portatil. «Nosotros no vamos a por el pan y el queso. Lo traemos de casa, no queremos hacer gasto», reía un grupo parapetado junto a una de las paredes del templo. 
Pero no sólo los vecinos de la villa se acercaron hasta Torre Marte. También los de otras localidades. «Este año, además, nos ha venido una excursión de 60», señaló Luis Santos, alcalde de Astudillo. «Son gente de Astudillo que vive en Madrid y que ha decidido juntarse para venir todo el fin de semana».
Las danzas del Grupo de Jotas de Astudillo pusieron el punto final a los actos organizados, pero la fiesta  romera continúo hasta bien entrada la tarde en Torre Marte. La atalaya por la que se pelearon hace  más de tres siglos Astudillo y Santoyo. Astudillo se quedó con la iglesia y la tradición, mientras que los terrenos fueron mancomunados.