La fuerte crisis económica y política que atraviesa actualmente Venezuela tiene como consecuencia directa que los venezolanos se vean en la obligación de huir de su patria hacia los países vecinos. Una vez allí, éstos no solo deben enfrentarse a una nueva vida en el extranjero, sino también a brotes de xenofobia y barreras fronterizas que están haciendo de los países vecinos un destino cada vez más hostil. 

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) calcula en 2,3 millones el número de personas que desde 2014 han abandonado Venezuela, lo que equivale aproximadamente al siete por ciento de su población total. La oposición venezolana, por su parte, eleva esa cifra hasta los cuatro millones. En todo caso, se trata de la mayor crisis migratoria vivida en Sudamérica. 

El Fondo Monetario Internacional (FMI) calificó la crisis venezolana como una de las mayores en la historia moderna. El que en otro tiempo fuera un próspero país, con las mayores reservas de petróleo del mundo, se ha convertido en uno de los pocos en los que el Producto Interior Bruto se ha contraído cerca al 50 por ciento en cinco años. El FMI cifra en un 18 por ciento el derrumbe para este período.