La 'odisea' de los palentinos en el extranjero

C.H.S.L.
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Juan Pablo Ausín, un palentino residente en Recife (Brasil), relata las dificultades que ha tenido que salvar para ejercer su derecho al voto en las próximas elecciones municipales

«Una pequeña odisea», «20 euros» y «un buen número de créditos de Skype» es el precio que Juan Pablo Ausín, un palentino residente en Recife (Brasil), ha tenido que pagar para poder votar en las próximas elecciones municipales.
La Junta Electoral Central (JEC) ha reconocido que existen «dificultades» para que los ciudadanos españoles que residen en el extranjero puedan ejercer su derecho al voto, principalmente por la insuficiencia de los plazos establecidos en la Ley Electoral, así como por los problemas derivados del funcionamiento de los servicios postales de otros Estados.
Estas trabas afectan a 6.733 palentinos y Juan Pablo Ausín es uno de ellos, aunque finalmente sí podrá ejercer su derecho al voto. «Este año, a principios de febrero, me propuse tramitar los papeles de mis hijas y, entre idas y venidas al Consulado, me acordé de las elecciones y empecé a curiosear porque no tuve comunicación oficial alguna». Así relata el comienzo de su pequeña odisea.
«Una vez preguntado por los plazos, me responden con un enlace de la web del Ministerio de Exteriores, sección Embajada de España en Brasil/Consulado de Salvador (que es el que me corresponde), con una infografía donde está todo explicado: desde la consulta de las listas hasta la solicitud vía fax de las papeletas».
«Tenía cuatro maneras de mandar la solicitud: vía DNI electrónico; mandando por correo el impreso que ya debería haberme llegado a casa en esas fechas; remitiendo vía web el formulario con el código personalizado o imprimiendo el modelo de Internet para mandarlo vía fax a la Oficina del Censo en la Subdelegación del Gobierno de Palencia».
Mi código personalizado aún no había llegado (de hecho, todavía no lo tengo) y ni el e-mail ni el correo son fiables, así que la funcionaria del Consulado me recomendó mandar el fax».
«Pasé tres días buscando alguien con un fax para poder mandarlo porque en el Servicio Postal de Brasil no ven un fax desde hace cinco años. Al final, desempolvaron uno en un quiosco y me cobraron unos 20 euros al cambio por enviar la solicitud».
«Después llamé a Palencia para confirmar la recepción pero me confesaron que no tenían noticia de mi fax porque todo  estaba un poco liado. Se comprometieron a mandarme un e-mail del que nunca he vuelto a saber nada...».
«Por suerte, ese día llegó el papelito con mi código personal, así que completé los trámites por Internet; mandé los pertinentes documentos a través del sistema web. Espero que esté todo bien».