Palencia cumple con la tradición de la Pedrea de Santo Toribio

Laura Burón / Palencia
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Novedad. Por primera vez, dos vecinos del barrio del Cristo 'apedrearon' a los palentinos desde el balcón

Veinticuatro minutos fueron los necesarios para que miembros de la Corporación Municipal, representantes de distintas instituciones y, en esta ocasión, por primera vez, dos vecinos del barrio del Cristo, lanzaran las 4.000 bolsas de pan y queso en la tradicional Pedrea desde el balcón de la ermita de Santo Toribio en esta Fiesta de Interés Turístico Regional.

Mientras se celebraba la eucaristía en la ermita del Cerro del Otero, cientos de palentinos iban cogiendo sitio bajo el balcón. Algunos buscaban la mejor ubicación, calculando la parábola que describiría la bolsa teniendo en cuanta la fuerza de quien la lanzaba, mientras otros, ya con experiencia en eso de cogerlas al vuelo,  tenían claro el lugar que ocuparían y el plan a llevar a cabo.

 A falta de diez minutos comenzaron las primeras muestras de impaciencia con algunos silbidos, pero puntualmente, a la una del medio día, se abrieron las puertas del balcón y comenzaron a salir despedidas las primeras bolsas.

Gente de todas las edades estiraba sus brazos y gritaba el nombre de los lanzadores con el objetivo de llamar su atención, hacerse con una de las bolsas y, una vez cogida, guardársela bien para seguir intentando cazar más para repartir con amigos y familiares.

Los que ocupaban los puestos más lejanos a la ermita no dejaban de quejarse, porque hasta ellos no llegaban las bolsas. Hubo lanzadores que recibieron algunos silbidos por el ritmo, al parecer demasiado lento, con el que apedreaban a sus convecinos. Hubo quien desde el balcón quiso inmortalizar el momento y no dudo en grabar con su móvil la marea humana que pugnaba por hacerse con una de las bolsas.  Y entre empujones, golpes, caídas, codazos y gritos se fue acabando el lanzamiento de viandas, que se dio por concluido con un «¡Viva Santo Toribio!».

Pese a la asistencia masiva de participantes en la Pedrea no hubo que lamentar incidencias graves. La Agrupación de Voluntarios de Protección Civil, que distribuyó por el cerro del Otero a 25 efectivos, nueve de ellos llegados desde Laguna de Duero (Valladolid), atendió a siete personas. Dos de ellos tuvieron que ser trasladados al Complejo Hospitalario de Palencia por una posible rotura del tabique nasal y por una probable luxación de rodilla, mientras que las otras cinco fueron atendidas por cortes y contusiones en los dos puestos sanitarios habilitados.

El alcalde de Palencia, Alfonso Polanco, recordó que  la de Santo Toribio es una festividad «con mucho arraigo» entre los palentinos y que hace que «el barrio del Cristo sea un referente en la ciudad». Por su parte, el presidente de la Asociación de la Vecinos, Miguel Ángel Brugera, destacó que la Pedrea tiene un claro carácter «participativo» para toda la ciudad y es una de las fiestas más esperadas no solo por los vecinos del barrio, sino también de todos los palentinos.

Dos afortunados. La Pedrea de este año fue especialmente emotiva para dos vecinos del barrio del Cristo que apedrearon de sus vecinos desde el balcón. Ascen Pérez y Jesús Bartolomé fueron los ganadores del primer sorteo de dos plazas para participar en esta tradicional fiesta. «Tengo la carne de gallina. Es algo difícil de describir», explicó Jesús Bartolomé que lleva casi toda la vida viviendo en el barrio. «He salido tres veces al balcón. La primera no sabes dónde mirar, estaba muy nervioso; la segunda ya he salido más relajado y la tercera a divertirme», aseguró este vecino que siempre ha participado en la Pedrea. «Me tiemblan las manos. Es algo muy emocionante que deberían vivir todos los vecinos del barrio, por lo que les animo a apuntarse al sorteo», señaló Ascen, que confirmó que no había ningún favoritismo a la hora del lanzar las bolsas.

BUENAS VIANDAS. Muchos de los asistentes ayer a la Pedrea se hicieron con un buen botín. Se podían intuir bolsas debajo de la ropa y ver mochilas llenas. Y es que muchos comparten sus capturas a los pies del cerro, donde es habitual que mientras unos luchan por el pan y el queso, otros vayan a preparando las brasas en las que luego poner los torreznos, la morcilla, la panceta y los chorizos que forman parte del menú de esta jornada festiva.

Otra opción muy popular es darse una vuelta por el mercadillo en el que se ponen a la venta todo tipo de productos y que convierte el Paseo del Otero en una riada de gente que desciende desde la parte más alta de la ciudad y dejar que los niños se diviertan en las atracciones instaladas para la ocasión.