Contemplación y meditación en la Procesión de 'Las Cinco Llagas'

diariopalentino.es
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Como novedad, una de las Llagas, la de la mano izquierda, tuvo como escenario la Catedral. Previamente al desfile procesional con 'Nuestro Padre Jesús Crucificado' se celebró en la Plaza Mayor el 'Acto de Vestición'

Organizada por la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Crucificado y Nuestra Madre Dolorosa, ayer, Lunes Santo, se celebró la Procesión de Las Cinco Llagas, seguida por cientos de personas en un tarde-noche más que primaveral.  Desfiló una única imagen,  la más antigua de la Semana Santa de la capital palentina,  Nuestro Padre Jesús Crucificado (Alejo de Vahía, siglo XIV), que es portada a hombros en unas sencillas andas metálicas por hermanos de  las distintas Cofradías.

Este año, como novedad, una de las Llagas, la tercera, tuvo como escenario la Catedral, cuyo interior por primera vez ha formado parte del recorrido de esta Procesión.  La Seo acogió la Llaga de la mano izquierda. «Tu mano siempre presta a sostener y afianzar, nunca levantada en amenaza, jamás para acusar o condenar a quien a Ti  se acercaba. Danos que siempre nuestra mano se mueva para sostener al que tropieza, levantar al que ha caído, reconfortar al débil o al que sufre».

La primera Llaga, del pie izquierdo, tuvo lugar en San Agustín (Virgen de la Piedad). «Te pedimos ánimo para seguirte, aunque a veces sea a paso lento. Que tu Llaga nos recuerde que ahora brilla resplandeciente en tu cuerpo glorioso resucitado, y ensanche nuestro espíritu con el gozo de seguirte».

La segunda Llaga, en la plaza de San Pablo (Cristo atado  a la columna y Nuestra Madre la Virgen de la Amargura), fue la del pie derecho.  «La Llaga de tu pie derecho nos habla de tus pasos, que siempre se paraban para socorrer al pobre, para curar a los enfermos, en respuesta al dolor de la madre viuda que acompañaba el cuerpo muerto de su hijo, y se lo devolviste vivo».

«Santo Cristo de las Llagas, adoramos la llaga de tu mano derecha y agradecemos que hayas sufrido por nosotros con tanto amor y con tanto dolor». Esta es la introducción a cada una de las llagas, cambiando de la que se trata, y va acompañado de «Compartimos contigo tus penas y las de tu Madre María Santísima».  La cuarta llaga (mano derecha) tuvo lugar en La Soledad y la quinta, la del costado, en San Francisco (Nuestra Madre Dolorosa). «Ante la Llaga de tu costado recordamos todos los fallos en nuestra relación contigo. Lo reconocemos y acudimos a tu misericordia ante esa herida en tu costado, que es para nosotros la clara señal  de que no tiene Dios puerta cerrada al corazón contrito y humillado».

Antes de la Procesión de Las Cinco Llagas tiene lugar el Acto de Vestición. Los cofrades, situados en la escalinata de la Casa Consistorial,  se fueron colocando las distintas partes del hábito cuando el sacerdote nombraba las piezas, al tiempo que recitaba la oración correspondiente.  

«Señor, al vestirnos la túnica, al ocultar nuestra humanidad normal, lo que único que pretendemos, lo que sinceramente buscamos, es revestirnos de Ti».

La túnica se ciñe con el cíngulo. Éste,  que «sea recuerdo de las ataduras que te sujetaron a la columna. Haz que las ataduras del mal no nos esclavicen, sino que, liberados de ellas, podamos andar ligeros por esta vida y llegar salvos a la otra».

La medalla o cruz es distintivo de cada una de las Cofradías. «Lo que nos distingue no puede separarnos, mucho menos enfrentarnos; lo que cada uno y todos buscamos es tu presencia».

El rostro se cubre con el capirote. «De la misma manera que ellos apuntan al cielo, ayúdanos para que nuestras almas, durante esta noche, suban también hacia Ti, nuestro único norte y nuestro verdadero guía».

Como última prenda se pusieron los guantes. «Que nuestras manos no te ofendan nunca jamás, y que sean instrumentos  tuyos para hacer siempre el bien a todos los hombres».