El Becerril visita a un Ávila que se juega su última carta

Alberto Moreno
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Uno se juega el play-off, otro la permanencia. Pero los papeles están cambiados. El Real Ávila, con jugadores que se dedican sólo al fútbol, agota sus últimas opciones de salvación, mientras que el Becerril, el equipo más humilde, representando a la localidad con menos habitantes del grupo y  con jugadores totalmente amateur, se encuentra en puesto de fase de ascenso a Segunda B.

El cuadro morado sabe que el Real Ávila se lo juega todo en este encuentro, que sus posibilidades de permanencia pasan derrotar al Becerril, pero los palentinos quieren jugar con esa ansiedad local. «Tienen un calendario feo y contra nosotros están obligados a ganar. Para nosotros, no es una buena plaza para torear. Tiene un buen equipo, van setecientos espectadores a verles jugar. Por lo que me han comentado, han fichado a buenos jugadores en el mercado de invierno, pero da la sensación desde fuera que tiene muchos muebles y todavía no tiene ordenada la casa», manifiesta José Antonio Hernando, técnico del Becerril.

El pasado domingo, ante la Cebrereña, el Becerril estuvo atenazado. La presión de poder cumplir el sueño del play-off y tenerlo tan cerca bloqueó a los morados. Hernando quiere que esta presión quede en un segundo plano. «Con eso sabemos que tendremos que convivir hasta el final de la liga, pero es mejor esta presión que la del descenso. Estuvimos todos bloqueados, los jugadores y yo mismo. En Ávila tenemos que ser conscientes que los que se juegan la vida son ellos, que nosotros no tenemos nada que perder porque para nosotros el play-off no es nuestra obligación. La suya sí es salvarse. Tenemos que saber jugar con su ansiedad. El que mejor entienda cómo jugar este partido en el que hay tanto en juego, lo acabará ganando. Si somos capaces de aguantar el primer arreón que seguro que van a realizar y nos asentamos para realizar nuestro juego les podemos dar un disgusto. Hay que molestarlos, generar les dudas e inquietud para aprovechar su ansiedad».