La realidad tras la guerra

E. Press
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Luis Mateo Díez publica su nueva novela, 'La soledad de los perdidos', una historia en la que el protagonista toma las emociones del autor en los años posteriores a la contienda nacional

ENTREVISTA AL ESCRITOR LUIS MATEO DÍEZ - Foto: Sergio Barrenechea

El escritor Luis Mateo Díez publicó ayer La soledad de los perdidos, una nueva novela en la que aborda la vida de Ambrosio Leda, un maestro que lleva tres lustros escondido debido a la aparición de su nombre en un Expediente de Depuración, un proceso llevado a cabo en la posguerra española con el que se trató de cambiar la docencia que se había ejercido durante la República.

El autor asegura que siempre ha sentido una conexión cercana con sus personajes. En esta ocasión, a pesar de desarrollar una historia ubicada en una «atmósfera y tiempo lejanos de la realidad», cuenta que una vez puso en marcha el «artilugio» de su novela no pudo impedir que Leda se nutriera de sus emociones y de su «día a día».

Por ello, el tiempo de «posguerra», del que no aporta demasiados datos políticos e históricos y en el que se ambienta La soledad de los perdidos, es un «símbolo» con varios «elementos fantasmales» con el que sumerge al lector en una actualidad «llena de desconciertos, desanimada, en la que uno parece que camina con pasos que se van a hundir, y no se sabe hasta dónde».

Elementos como la «soledad, el extravío y los sentimientos de orfandad en los que vive el ciudadano hoy en día», en los que «todo parece mentira y lleno de miseria», le llevaron a construir esta fábula que describe como una «historia nocturna y llena de niebla, donde un personaje furtivo que intentó cambiar su identidad vive en la desolación de ese mundo».

Luis Mateo Díez cree que «las posguerras encierran el secreto de sumario y se llenan de remordimientos y malestares y de culpas no asumidas», algo que afirma vivir en el mundo actual. Si Ambrosio Leda viviera ahora, el autor de esta novela cree que sería un «sonámbulo entre sonámbulos», que padecería «la orfandad y el desarraigo, la desilusión y algo de su interior lo conduciría al delirio». En esta novela, Luis Mateo Díez presenta a un personaje que percibe que ha llegado a su presente «a través de un agujero de Europa». «Hay que hacer un camino de regreso a las cosas sustanciales, no sirve con superar la crisis que nos ha caído encima», opina en autor.

Por otro lado, el escritor y académico aseguró ayer durante una entrevista que no le «gustaría percibir dinero porque alguien leyera un libro mío en la biblioteca, es un lugar sagrado», manifiesta.

El autor de otros reconocidos relatos como La fuente de la edad (1986), La ruina del cielo (2000) o La cabeza en llamas (2012) defiende asimismo que los creadores tienen absoluto derecho a ser respetados, pero afirma ser una persona «comprometida con el mundo bibliotecario» y admite que la tasa que las bibliotecas deben pagar en concepto de derechos de autor por el préstamo de libros repercutirá finalmente en el usuario.