Alumnos de las 'Dominicas' sondean el nexo entre música y plástica

diariopalentino.es
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Mientras se empapaban de la música, de la imagen y de lo que pintaba su profesor, dieron rienda suelta a su creatividad y crearon sus propias composiciones pictóricas

«El ojo, al que llamamos la ventana del alma, es el medio principal por el que la inteligencia puede apreciar las obras de la naturaleza de la manera más profunda y total; el segundo es el oído, el cual, escuchando las cosas que el ojo ha visto, adquiere dignidad»,  afirmó Leonardo da Vinci. Wassily Kandinsky dijo que «el color es un medio para ejercer una influencia directa sobre el alma. El color es la tecla. El alma es el piano con muchas cuerdas. El artista es la mano que por esta o aquella tecla hace vibrar adecuadamente el alma humana. Las artes aprenden unas de otras y sus objetivos a veces se asemejan».

Los alumnos de 3º de ESO del Colegio Santo Domingo de Guzmán de Palencia  participaron en  una actividad, pensada y realizada conjuntamente desde las áreas de Plástica y Música, en la que el protagonismo lo tenía  la conexión entre ambas artes. Lo titularon Sinestesia  -cualidad que poseen algunas personas para advertir varios sentidos al mismo tiempo- . «Al tratarse de un concepto demasiado amplio, nos centramos en el que hace referencia a percibir la música con colores y formas. La sinestesia en el arte, pues, puede entenderse como figura retórica que mezcla sensaciones de las que uno se percata de manera auditiva con elementos que se plasman de manera visual, en forma de color,  por ejemplo», explican Noelia Feijoó y Miguel Macho. Así, se celebró una sesión en el Conservatorio Profesional de Música -cuya colaboración agradecen, así como la demostración de  las posibilidades tímbricas que ofrece el órgano  con ejemplos prácticos y un paseo por la historia a través de ese instrumento- en la que los alumnos escucharon  música en directo interpretada al piano por Noelia Feijoó a la vez que se proyectaban imágenes en blanco y negro (fragmentos de la película Sintonía de Berlín). Mientras tanto, el profesor de Plástica Miguel Macho recreaba las sensaciones que todo esto le producía realizando al momento  una pintura al óleo.

«Los profesores también jugamos con el color, haciendo alusión a la monocromía, por eso fuimos vestidos de blanco y descalzos. Con ello pretendíamos no interferir en las sensaciones originadas en nuestros alumnos, más allá de las puramente generadas por medio del arte», subrayan. Para que el ruido no interfiriera en el alumnado, se les sugirió descargarse unas app de pintura en sus dispositivos móviles. Mientras se empapaban de la música, de la imagen y de lo que podía estar pintando su profesor en su lienzo, ellos fueron convirtiéndose también en protagonistas dando rienda suelta a su creatividad y creando sus propias composiciones pictóricas. «Los resultados fueron realmente sorprendentes», concluyen.

Al plantear la actividad se tuvo en cuenta que a lo largo de la historia del arte, músicos, pintores y otros artistas «han reflexionado acerca de las características de cada una de las artes en un intento de establecer paralelismos y analogías, valores que las diferencian y que las unen». En el caso de la música y la pintura, «son dos artes bien diferentes que discurren por canales sensoriales distintos (el oído y la vista),  por lo que no podemos ver la música, y tampoco es posible escuchar la pintura. Asimismo, la dimensión que ocupan tampoco es la misma: mientras que en la música el factor tiempo es imprescindible para interpretar y escuchar una composición, la pintura puede contenerse visualmente en un instante como obra acabada, ya que es un arte espacial, estático y que trata imágenes; mientras que la música es un arte temporal, dotado de movimiento y que organiza sonidos articulados en un lenguaje discursivo». Sin embargo, como medio de expresión artística, «ambas comparten numerosas similitudes». Así,  por ejemplo, a lo largo de los siglos se han realizado en relación con el concepto de escala -ordenación de alturas en la música o un conjunto básico de proporciones en la pintura- algunos intentos de conexión entre ambas. «El sonido y el color son vibraciones que recibimos con distintos sentidos: el oído y la vista. Ritmo, armonía y color se aplican indistintamente a pintura y música».

Desde la antigüedad, explican estos profesores, los músicos aprovecharon el lenguaje colorista para traducir sus conceptos abstractos. «Son múltiples los préstamos que un arte ha hecho al otro», subrayan.  Los comienzos de la relación entre música e imagen, señalan, datan de los tiempos de Aristóteles y Pitágoras con sus armonías de color y sonido y sus correspondencias entre olores y colores.  «Avanzando en la historia, Archimboldo, pintor del siglo XVI, partió del blanco puro y lo mezcló progresivamente con más y más negro, para intentar traducir la escala de doce sonidos a la pintura. A principios del siglo XX, el compositor A. Scriabin estableció empíricamente una tabla paralela de los tonos musicales y cromáticos al desarrollar una teoría sobre las relaciones entre los sonidos y los colores».