Así habló Miguel Ríos

Mario González
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Querido presidente, le entiendo, de verdad. Estos días le habrán llamado orejero en las barras de todos los bares que haya frecuentado. Así son los amigos, dan donde duele.  ¿Qué va a hacer usted, verdad? Si aquí somos de pañuelo fácil... No le queda otra, debe apretar el gatillo. Y contra todo pronóstico, llegan los caballos y 10 años después cerramos la puerta grande esa tarde. Barcenilla fue el que más cerca anduvo de salir en hombros y lo hizo a pie, justamente. Ya no nos queda ni el paisanaje. Pero el caché de la plaza no se levanta exigiendo al chaval local que sirve cafés por la mañana y rejonea por las tardes. Palencia es lo que es. Aquí las figuras se reservan para torear goyescas y los caballos menos placeados tienen la oportunidad de ir por delante. Pedimos trofeos con la misma alegría con la que pedimos las copas en la barra libre de año nuevo. La entrada es la pulserita, estamos en nuestro derecho. Pero no sirve de mucho parecer la Santa Teresa de Bernini cuando el nombre del cartel nos suena y después jugar a ser Clint Eastwood con los desconocidos. Porque precisamente los Del Álamo yGarrido son los que han tirado de la feria a nivel artístico. Ojalá el tendido les haga tirar también de la taquilla el año próximo. Pero eso ya es demasiado. Como mezclar a Strauss con Miguel Ríos, cosa que, por cierto, ayer ocurrió en Campos Góticos y no puedo evitar mencionar.