Desde que comenzó el año el agua ha sido la gran protagonista desde el punto de vista meteorológico. Entre el mes de enero y julio abundaron las precipitaciones en la provincia, primero en forma de hielo y después de lluvia. Esta constante caída de agua ha convertido a 2018 en aspirante a ser uno de los años más lluviosos de los últimos 48.

En este sentido, solamente en la primera mitad del año, el Observatorio Meteorológico de Carralobo, con sede en Astudillo, ha recogido un total de 398 litros por metro cuadrado, una cifra sorprendente teniendo en cuenta que la media de litros cuadrados anuales que se recogen desde 1970 ronda los 450. Sin ir más lejos el año pasado se recogieron 261,6  l/m² durante todo 2017, el año más seco en Palencia en las últimas décadas. El pasado mes el agua hizo acto de presencia la mitad de los días. Quince han sido las jornadas de lluvia que dejaron 69,5 litros, contando con un total de siete tormentas, en dos de las cuales el agua precipitó en forma de granizo.

Según los datos recogidos en Astudillo, junio ha sido uno de los seis meses en el que mayor pluviosidad ha existido en los últimos 60 años. Desde el Observatorio Meteorológico de Carralobo su responsable, Mariano Bustillo, recalca que «ha habido muchas tormentas, más que otros años». También se pueden destacar las precipitaciones que se registraron los días 5 y 29 del mes pasado, con 12,9 y 12 litros por metro cuadrado, respectivamente. Gran parte en forma de tormenta, por lo que el agua no cayó en la misma cantidad en todas las zonas.

Máximas y mínimas. Respecto a las temperaturas, el mercurio alcanzó durante el pasado mes una máxima de 34,5 grados en comparación con los 38 que presentó el mismo mes de 2017. El dato de este año «es el normal», según se indica desde el  Observatorio Meteorológico de Carralobo. En cuanto a la temperatura mínima se registró el día 13 y fue de 7,8 grados. Se trata de la segunda mínima más alta de un mes de junio de los últimos 32 años. La más elevada de la que Carralobo tiene constancia es de 2003, año en el que el registro del termómetro no descendió de los 10,5 grados.

La semana comprendida entre el 20 y el 27 de junio fue la más cálida con una temperatura media de 26,1 grados. La oscilación extrema mensual presentó una diferencia de 26,7 grados, es decir, la diferencia entre el día 26 de junio, cuando se registró la máxima de 34,5 grados centígrados, y el día 13, que recogió la temperatura mínima de 7,8. Tanto la máxima como la media, de 18 grados de temperatura, «suele ser lo normal» en estas épocas del año, según la información aportada por el centro meteorológico astudillano. Los vientos de nueve kilómetros por hora de media que se registraron el mes pasado también son frecuentes en estas fechas, al contrario que el granizo.