Aprovechando la visita del Monarca mañana en la inauguración de los Juegos Mediterráneos que se celebran en Tarragona, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, no ha querido desaprovechar la oportunidad para mantener una conversación sobre la crítica situación de Cataluña.
Así, el president anunció ayer durante la primera sesión de control de su Gabinete en el Parlament que envió una carta a Felipe VI, en la que propone iniciar un acercamiento entre el Govern y la Casa Real y en la que solicitó también al Soberano una reflexión sobre su posición sobre la región. La misiva también está firmada por los expresidentes Artur Mas y Carles Puigdemont.
El mandatario catalán criticó el discurso que hizo el Monarca el 3 de octubre contra los planes independentistas del Govern de entonces: «El Rey de España dejó de ser el rey de muchos catalanes». Aseguró que abrió una «herida considerable» que aún no ha cicatrizado, y afirmó que el Monarca abandonó el papel de neutralidad que debería caracterizarle.
En su intervención ante el Pleno, Torra recordó que Escocia votó sobre su independencia con el aval del Gobierno de David Cameron, y que «nadie se puede imaginar» que la reina Isabel II hubiera hecho un discurso como el que hizo Felipe VI. En la misiva, Torra, Mas y Puigdemont le afean que aquel discurso fue un aval a la violencia de las cargas policiales del 1-O y se preguntan: «¿No debería situarse por encima de unos intereses particulares y tratar de ser una voz de conciliación y defensa del diálogo?». Los líderes independentistas interpretan que en su mano está «arbitrar y moderar entre los poderes del Estado».
traslado del escrito. La contestación de la Casa Real a la misiva enviada por el presidente y exmandatarios de la Generalitat no se hizo esperar . El jefe de comunicación, Jaime Alfonsín, en nombre de Felipe VI, remitió una misiva informando al líder del Ejecutivo regional que «de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 64.1 de la Constitución, se ha dado traslado de la misma al presidente del Gobierno». El artículo dispone que los actos del Rey serán refrendados por el presidente del Gobierno y por los ministros competentes.