El gran maestro de la música

Rubén Abad
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El compositor Claudio Prieto celebra mañana su 80 aniversario rodeado de su familia en Madrid. El artista ha recibido decenas de premios durante sus más de sesenta años de carrera profesional

Prieto descubrió en 1995 la placa del Instituto que llevó su nombre durante años. - Foto: DP

Claudio Prieto es, sin duda, el mejor compositor musical que ha dado la provincia de Palencia, y en especial la Montaña Palentina, hasta la fecha. Su inconfundible sello artístico está presente en cientos de composiciones que le han hecho merecedor de decenas de premios y reconocimientos a lo largo y ancho de la geografía nacional.

Pocos podían pensar que este joven montañés nacido el 24 de noviembre de 1934 (mañana cumplirá 80 años) en Muñeca, un pequeño pueblo dependiente del Ayuntamiento de Guardo, iba a dedicarse al mundo de la música en una época en la que el destino de los jóvenes de la comarca estaba prácticamente escrito: trabajar en alguna de las explotación de carbón de antracita de la zona, que por aquel entonces vivían años de prosperidad tras la llegada del Tren de La Robla cuatro décadas atrás.

Hijo de una familia humilde de agricultores, Prieto se mostró muy interesado en la música desde su más tierna infancia. Sus padres, Jesús Prieto y Gregoria Alonso, pronto vivieron el despegar musical de su único hijo junto a Pepe El Vasco, un músico de Vizcaya afincado en Guardo que amenizaba bailes y verbenas en los pueblos del entorno en su orquesta.

Su última visita al Instituto de Guardo tuvo lugar en 2009, fecha en la que compartió confidencias con los alumnos y profesores.Su última visita al Instituto de Guardo tuvo lugar en 2009, fecha en la que compartió confidencias con los alumnos y profesores. - Foto: Sandra Macho En ella debutó un jovencísimo Claudio, que a muy pocos días de celebrar su noveno cumpleaños, encandiló a los allí presentes con su manejo de la trompeta el 11 de noviembre de 1943 en las Fiestas Patronales en honor a San Martín de Villanueva de la Peña. Al poco tiempo ingresó en la Banda de Música de Guardo como trompetista, aunque también estudió de la mano del maestro Luis Guzmán otros instrumentos tales como el saxofón o el clarinete. «La música ha sido siempre su vida. Tuvo mucha suerte al contar con el apoyo de sus padres desde el primer momento, algo que no era fácil en aquellos tiempos en el medio rural», apunta Mónica Guijarro, su mujer.

PRIMEROS PASOS. En 1945, con tan solo once años, tuvo que dejar atrás a su familia y amigos en Muñeca para continuar sus estudios musicales en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Cambiar la Montaña Palentina por la sierra madrileña le llevó más de un disgusto en los primeros meses de su estancia en un lugar que poco o nada tenía que ver con su Palencia natal.

«En aquellos tiempos vivir de la música era muy complicado, pero los trabajos iban saliendo adelante. Ahora el mundo del espectáculo también está difícil, aunque hay más salidas que antes», expresa Guijarro.

El joven Claudio realizó por aquel entonces varios trabajos en diferentes agrupaciones musicales como director, función que le llevó a continuar su formación en Roma. Tras su regreso definitivo de Italia, en 1968 comenzó a colaborar en Radio Nacional, emisora en la que conseguiría un contrato fijo en 1971 como coordinador de la programación del Hilo Musical de la cadena, tarea en la que permaneció durante veinte años.

MADUREZ CREATIVA. Tras pasar por varias etapas musicales, Claudio Prieto alcanzó la madurez creativa en la década de los noventa. De esta época son obras estrechamente vinculadas a la provincia como La bella desconocida. Homenaje a la catedral de Palencia (1993-1994), que se estrenó el 20 de octubre de 1994 en la seo capitalina con la presencia de la Reina Sofía y otras personalidades civiles y militares de la época.

Su vinculación con la capital se reafirmó en 2000, año en el que el compositor se encargó de poner música al popular villancico Ea. Una puesta de largo que tuvo lugar en la catedral, en la que participaron la Escolanía de Niños del templo y la Orquesta Clásica de Rusia. Ese mismo día, el músico fue nombrado Hermano Mayor Honorífico de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús. En esos años también creó Cantata manriqueña. Ni miento ni me arrepiento, dedicada a la figura del poeta paredeño Jorge Manrique.

GUARDO. El compositor siempre ha tenido especial cariño a su tierra. Así, uno de sus trabajos a los que puso más empeño fue a la composición musical del Himno a Guardo, escrito por el poeta y cantautor local Javier Castrillo a principios de la pasada década.

«Cuando decidí componer este Himno a Guardo, a petición de algunos de mis amigos más entrañables, hubo algún recorte que encendió de golpe el rincón donde guardo todos los recuerdos de mi niñez y mi primera juventud, unos recuerdos que han sido compañeros inseparables de viaje a lo largo de la senda que llevo recorrida, y que forman parte de una etapa de extraordinaria importancia de mi trayectoria personal y artística, sin la que nunca hubiera llegado a ser lo poco o mucho que soy. De ahí que siempre  haya manifestado públicamente lo fundamental de toda esa etapa, lo encantado que estoy de esos orígenes, que se remontan precisamente a Guardo», explicó en aquel momento, según recoge el libro Claudio Prieto, notas para una vida, escrito por su hija Laura.

El estreno tuvo lugar el 30 de diciembre de 2001 en la iglesia de Santa Bárbara. Once años después, el 16 de junio de 2012, se reestrenó esta obra en el mismo lugar tras haber realizado varios arreglos musicales sobre la primera versión. Una vez más, Claudio Prieto sintió el calor de sus paisanos en un emotivo acto que congregó a cientos de vecinos de todas las edades.

Además, durante años el Instituto de Secundaria de la localidad llevó su nombre hasta el momento de la fusión del Claudio Prieto y el Señorío de Guardo, que se hizo efectiva el pasado año. Hasta el centro educativo se desplazó en más de una ocasión para compartir experiencias con los docentes y los alumnos. La primera fue el 21 de abril de 1995, momento en que se descubrió una placa conmemorativa en su honor y la última tuvo lugar el 27 de noviembre de 2009.

«Soy músico porque soy de Guardo. Éste es un pueblo amante de la libertad y muy acogedor. Mi vida ha sido una vida de esfuerzo, sacrificio y trabajo, pero he tenido grandes recompensas», expresó emocionado ese día ante quienes más le admiran: sus vecinos.

En este sentido, la mujer que ha compartido gran parte de su vida a su lado, sentencia que en su villa natal «le quieren mucho y él lo sabe. En la Banda, en la Escuela de Música y en el Ayuntamiento siempre le han recibido de forma excepcional y es algo que a él, y al resto de la familia, nos llena de orgullo».

RECONOCIMIENTOS. Este polifacético músico ha recibido infinidad de reconocimientos entre los que destacan, por su significado, el Premio Reina Sofía (1984), el Castilla y León de las Artes (1994), el Premio de la Radio Televisión Italiana (1972), el Internacional Manuel de Falla (1976), el de Mejor Autor de Música Clásica (2004) o el galardón del Grupo Muriel (1993), que le dedicó una edición de Expo-Aire.

El más reciente le llegó esta misma semana en Santander, ciudad en la que la Fundación Botín organizó un concierto en honor de su 80 aniversario. Dicho recital corrió a cargo de la agrupación Ventus sine nomine y del pianista Pablo López Callejo.

«Claudio es una de las figuras culturales más representativas que ha habido nunca este municipio. Estamos orgullosos de tenerlo entre nuestros naturales ya que su trayectoria artística es muy notable y pone en valor su localidad natal de la que él siempre ha presumido», concluye el alcalde guardense, Juan Jesús Blanco.