Apenas han pasado dos semanas desde que el Estado Islámico conmocionara a la población mundial con su ejecución del periodista estadounidense James Foley, cuando el grupo yihadista volvió a sacudir ayer a todos con la emisión de un nuevo vídeo en el que uno de sus milicianos sunitas supuestamente decapita al reportero norteamericano Steven Sotloff, que fue secuestrado en Siria en agosto de 2013 mientras cubría la guerra civil en la nación árabe.
Según aseguró el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, aún no se ha podido confirmar la autenticidad de la grabación, que se habría realizado en Irak, pero agregó que el Ejecutivo de Barack Obama investiga para determinar si es verídico, al tiempo que transmitió que sus «pensamientos y plegarias están con la familia Sotloff».
Su colega del Departamento de Estado, Jen Psaki, sostuvo que los servicios de Inteligencia «trabajarán todo lo rápido que puedan para determinar si es auténtico».
«Si lo es, nos enferma este brutal acto de quitar la vida a otro ciudadano estadounidense inocente», añadió.
En el vídeo, de una duración de dos minutos y 46 segundos y que lleva por título Un segundo mensaje para América, un hombre con la cara cubierta afirma, tras degollar al reportero, que el siguiente rehén cuya vida corre peligro es el británico David Cawthorne Haines, y urge a los Gobiernos de las potencias mundiales a romper «su diabólica alianza con Estados Unidos contra el Estado Islámico» y «dejen en paz a nuestro pueblo».
«He vuelto, Obama. He vuelto por tu arrogante política exterior», asegura el verdugo, que, previsiblemente, es el mismo que acabó con la vida de Foley el pasado 19 de agosto.
«He regresado por tu insistencia en continuar con los bombardeos en Mosul, a pesar de nuestras serias amenazas», agregó el yihadista.
El enmascarado continúa dirigiéndose directamente al presidente estadounidense, recordándole que, «así como vuestros misiles continúan golpeando a nuestra gente, nuestro cuchillo seguirá golpeando las gargantas de la vuestra».
Además, antes de ser ejecutado, el reportero se dirige a la cámara asegurando que está «pagando con mi vida el precio» de las acciones militares de la nación norteamericana.
El pasado 27 de agosto, Shirley Sotloff, madre del periodista, apeló directamente al líder de la milicia terrorista, Abu Bakr al Bagdadi, para que liberara a su hijo.
A diferencia de lo que ha ocurrido con otros reporteros europeos secuestrados, cuyos Gobiernos han pagado presuntamente rescates por su liberación, Washington se ha negado a hacerlo.
Sotloff, de 31 años y que trabajaba como freelance para las revistas Time y Foreign Policy, llevaba varios años trabajando en la región de Oriente Próximo.
El estadounidense estuvo muchos años en Yemen y hablaba bien el árabe y sentía un fuerte afecto por el mundo islámico.