En los pueblos pequeños, las fiestas mantienen un pauta, «año tras año, la programación es prácticamente la misma», señala el alcalde de Osornillo, Jesús Gutiérrez, que destaca que tienen la colaboración necesaria, fundamental para que todo salga bien, siempre que, por supuesto, acompañe el tiempo. También hay que hablar de presupuesto, y en esta localidad, «nos podemos permitir algunas cosas. No gastamos mucho en orquestas, las que son buenas son muy caras, y hasta las que son malas cobran mucho. Con las discomóviles gastamos la mitad e invertimos más en regalos, meriendas». La carrera popular, que cumple su octava edición, o el homenaje a los mayores de 75 años (45) son algunas de las citas especiales. Hoy, además, es el día para plantear, según el alcalde, el regreso de la imagen de Nuestra Señora de los Barrios, que está en el Obispado. Ahora tienen una réplica.
Las fiestas patronales son también una excusa perfecta para hacer balance. Hay que hablar del mantenimiento de parques y jardines, obras en aceras para soterrar el cableado eléctrico, alumbrado público LED, arreglo de algún camino y la limpieza de algún arroyo. «Para lo pequeño que es, creo que Osornillo es la envidia de la comarca. No creo que en Castilla y León haya un pueblo pequeño como éste. Lo puedo decir bien alto y bien claro», asegura.
El Ayuntamiento, explica el alcalde, tiene ingresos por el arrendamiento de tierras para cultivos energéticos a Ence, aunque ahora está sobre la mesa la rescisión del contrato. «El Gobierno no tenía que haber recortado en el capítulo de las energías renovables, ya que generan mucho empleo en el medio rural».
Empadronados hoy son 60, el doble en 1999 según explica el alcalde. Aun así, citas como la gran paella que se celebra en Día del Emigrante congrega a unas 230 personas. Para que llegue a reunirse un número tal de personas, el alcalde considera que se puede deber al buen estado del pueblo. «Si uno tiene su casita bien arreglada puede ir cuando quiera. El pueblo está muy curioso, tiene buenas pavimentaciones, buenos servicios y eso también influye».
Jesús Gutiérrez cree que las fiestas no son lo que eran, más en lo pueblos pequeños que en los grandes, que mantienen el tirón. «Antes iban y venían los de los alrededores, ahora las fiestas son para la gente del pueblo, los que estamos».
«El peso y la responsabilidad de la Alcaldía, que lo lleve otra persona, uno está un poco cansado», afirma Jesús Gutiérrez. «Cuando pierdes la ilusión y las ganas de trabajar es el momento de dejarlo», subraya. No le importa seguir en el Ayuntamiento como concejal, para echar una mano.