Tradiciones de mucha altura

M.R.M.
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Los vecinos del norte subieron ayer hasta 'El Torreón' y Peña Redonda

Grupo en 'Peña Redonda'. - Foto: Wifredo Román

Caballistas y senderistas en el 'Torreón' de Valdecebollas.
Caballistas y senderistas en el 'Torreón' de Valdecebollas. - Foto: Fernando Cuevas

 
En un fin de semana que desde hace años hace que el norte de la provincia sea el epicentro de la actividad estival palentina, ya que son muchas las citas que el primer domingo de agosto tienen los vecinos y visitantes que acuden a la Montaña Palentina, existen unas tradiciones que se respetan desde hace décadas. Son de los actos más longevos y especiales que se celebran durante el verano.
Desde hace más de medio siglo los amantes de la montaña tienen una cita con El Torreón de Valcedebollas, al que se asciende desde Barruelo y Brañosera. Se trata de una tradición que se inició en la década de los sesenta, promovida por el Centro de Iniciativas y Turismo de Barruelo-Brañosera. 
Una cita a la que no faltaron ayer los aficionados al montañismo además de un gran número de jinetes que desde hace ocho ediciones se suman a la actividad organizando una Concentración de Caballos, cuyos asistentes también suben hasta los 2.139 metros de Valdecebollas. Todos ellos degustaron mistela y galletas y firmaron en el libro, como manda la tradición. 
 
hasta la GRAN CRUZ. Del mismo modo, y desde hace más de treinta años, el primer domingo de agosto se realiza una ruta desde  diversos puntos como Castrejón de la Peña, San Martín de los Herreros o Traspeña de la Peña para coronar otro de esos gigantes de la Montaña Palentina, Peña Redonda.  Ayer fueron cerca de un centenar los vecinos de la comarca que participaron en la ruta montañera.
La subida a Peña Redonda es  una peregrinación montañera a la que son fieles los vecinos de localidades como Cervera, Guardo, Villanueva de la Peña, Traspeña, Loma, Cubillo, Castrejón o Dehesa de Montejo y en la que también participaron senderistas procedentes de Sevilla, País Vasco, Madrid, Valladolid, etc. 
Este año se ha notado la presencia de participantes más jóvenes y de un gran número de personas que la hacían por primera vez.  Niños desde 6 años y mayores de hasta 80 años compartieron el té que fue recogido mientras se realizaba la subida y que se preparó en la misma cumbre.
Los participantes en la actividad disfrutaron del almuerzo en la cima y de las magníficas vistas panorámicas que ofrece. La celebración se cerró con el canto de la Salve ante la imagen de Nuestra Señora de las Cumbres, que está en una pequeña hornacina en lo alto de Peña Redonda. Después del descenso, en la falda de la peña, los participantes  pudieron disfrutar de refrescos y melón, algo que también se ha convertido en una tradición.