«La vida de un policía es normal; no es un superhéroe ni tampoco un 'malo' y eso a veces no se entiende»

Esther Marín
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Junto a su compañero de patrulla, Jesús García, logró salvar la vida de un hombre de las aguas del río Carrión. Asegura que su profesión es gratificante en muchas ocasiones, aunque cree que los ciudadanos deberían valorarla un poco más

«La vida de un policía es normal; no es un superhéroe ni tampoco un ‘malo’ y eso a veces no se entiende» - Foto: EVA GARRIDO

ras 17 años de profesión, el 3 de septiembre vivió uno de los momentos más duros. Este palentino, a sus 46 años, logró sacar con vida a un hombre del río Carrión junto a su compañero Jesús García. El Ayuntamiento les propondrá para la Medalla al Mérito de la Policía Local de Castilla y León.

¿Qué sucedió cuando recibió el aviso de que una persona flotaba en el río?

Estabamos prestando servicio en la zona centro y nos avisaron del 112 diciendo que había una persona flotando en el río Carrión, por la zona del Puente de Hierro.  Intuimos por dónde podía seguir y nos desplazamos a la zona, donde encontramos el cuerpo a la vez que llegamos. El hombre se encontraba flotando en el río, inerte, inmóvil y nuestra primera impresión fue pensar que se había ahogado.

Mi compañero usó su silbato y vimos que movía una de las manos. Entonces nos miramos y nos dijimos que si estaba vivo había que hacer lo que fuera por salvarle. Me desprendí de mi uniforme y fui nadando rápido hasta él, ya que además estaba en una zona cercana  a una presa y, en caso de caer por allí, seguramente hubiera sido muy difícil rescatarle, incluso con vida. Estaba semiinconsciente con la cabeza lateral, por lo que tragaba agua.

Cuando le alcancé le hice una pequeña recuperación para sacarle la cabeza y, tras expulsar agua, le remolqué hasta la orilla.  Le sacamos entre mi compañero y yo y, en posición lateral de seguridad, pudimos recuperarle. Allí se encontraba personal de Bomberos, compañeros de Policía Local y Nacional y sanitarios. Le colocamos en la camilla para subirle a la unidad móvil, donde fue estabilizado y trasladado al hospital.

Fue una operación súper rápida y eficiente. Toda esta actuación no duró más de diez minutos.

Lanzarse sin pensarlo al agua no siempre resulta fácil. ¿Qué preparación precisa un agente para actuar ante una situación así?

Cuando llegué al lugar y vi la escena le comenté a mi compañero que estaba capacitado para lanzarme al agua. Tengo varios cursos de socorrismo y me gusta nadar, a lo que se suma mi responsabilidad y deber como policía. Intenté poner en práctica todos mis conocimientos.

Por fortuna no se viven situaciones de este tipo todos los días. ¿Qué se siente después de una actuación así?

Lo primero una sensación de alivio y, además, de satisfacción por salvar una vida. Ver que si no hubiéramos estado allí puede que esa persona no hubiera salido con vida del agua es duro, pero con nuestra actuación el final fue feliz.

Lo que más temor me dio fue la reacción de la persona en el momento en el que llegué allí, ya que desconoces cuál puede ser su reacción. Puede agarrarte o meterte para abajo porque se vea atrapado, pero al estar semiinconsciente no pudo realizar movimiento alguno.

Es la primera vez en 17 años que me he encontrado ante esta situación, aunque viví una hace muchos años en Santander, donde tuve que sacar a mi hermana del mar. Tenía yo 18 años, se la llevaba la resaca y cuando me di cuenta estaba muy lejos.

Lo que hay que hacer en este tipo de situaciones límite es estar tranquilo, valorar la situación y poner en marcha todo los conocimientos que se tienen.

Está claro que un policía local realiza tareas diversas y en diferentes entornos y circunstancias. ¿Qué momentos recuerda con especial dificultad o satisfacción por el trabajo hecho?

Por desgracia, muchas veces acudimos a un lugar cuando ya no se puede hacer nada. Vives muchas situaciones desagradables y cuando surge alguna como ésta, con un final feliz, el trabajo se ve recompensado y te sientes satisfecho.

Palencia es una ciudad tranquila en la que, afortunadamente, no se producen muchos incidentes. ¿Qué es lo más difícil o lo que más trabajo supone para la Policía Local?

Al margen de hechos aislados, las situaciones más complicadas pueden darse cuando hay masas de gente que no pueden controlarse.

Tampoco es grato cuando tienes que denunciar algún hecho, pero el día a día es tranquilo y lo que se intenta es estar en todos los sitios en los que es necesaria nuestra presencia.

En lo que al tráfico se refiere, ¿somos respetuosos los palentinos?

Creo que en lo que a circulación se refiere, la actitud de los ciudadanos deja mucho que desear. La gente está más pendiente del exterior que de lo que está dentro de la vía, de la propia circulación. Se pierde mucho el interés por conducir y eso provoca incidentes evitables.

En los últimos años, el Ayuntamiento ha ampliado los sistemas de control de velocidad y disciplina de tráfico en la ciudad. Aunque se supone que son por seguridad, los ciudadanos ven estos sistemas con afán recaudatorio. ¿Cree que están siendo efectivos? ¿Y las glorietas?

Respecto a los sistema de radar, hay que ser conscientes de que hay zonas por las que se circula a una velocidad inadecuada y eso conlleva un riesgo, tanto para el usuario como para los demás. A la gente no le gustan estos dispositivos porque son sancionadores, pero hay que hacer algo para poner límite. Son necesarios.

En las glorietas, los conductores no saben circular por ellas: frenan, cruzan, cambian de carril sin mirar... Hay muchos accidentes por estos motivos. Lo que hacen es agilizar la circulación siempre que se utilicen bien, pero nos queda mucho periodo de aprendizaje.

 ¿La organización del tráfico en la ciudad es adecuada o, en su opinión, hay alguna zona pendiente de actuación?

En general está bastante bien, aunque yo comunicaría mucho mejor la zona de los Tres Pasos, entre otras cosas por el riesgo que conlleva para todas las personas que viven por allí.

Se ha optado por poner un paso elevado, aunque yo sacaría fuera la estación de trenes. Al mismo tiempo que se uniría la ciudad, el paso de mercancías peligrosas quedaría fuera de la ciudad, se daría más trabajo, se potenciaría más la ciudad y se acercarían todos los barrios. En general, sería mas viable.

La juventud es otro de los aspectos en los que se está implicando mucho la Policía Local, por ejemplo en el tema del alcohol y los botellones. ¿Se está logrando algo?

Tenemos varias lecturas. Hay grupos de policías que se encargan del control del botellón, algo que yo creo no se va a erradicar nunca. La sociedad en la que vivimos ahora, donde mucha juventud está en paro y no puede permitirse estar en bares, invita a este tipo de encuentros.

Yo creo que debería haber un control, incluso zonas reguladas en las que se pudiera hacer uso de unas instalaciones. El problema del botellón es todo lo que radica después: desperfectos en el mobiliario, peleas, suciedad, etc.

En muchos casos tenemos que  actuar y realizar una labor educativa y no es plato de buen gusto tener que informar de determinados asuntos a las familias, como el hecho de que su hijo esté bajo los efectos del alcohol o se haya tirado al río en determinadas condiciones.

El vandalismo es uno de los caballos de batalla de todas las ciudades y Palencia no es ajena a ello. ¿Qué se hace y en qué se está fallando?

Parece que algunos grupos, su manera de reivindicar su malestar con la sociedad es haciendo actos vandálicos. Nunca llueve a gusto de todos y parece que siempre hay alguien a quien le molesta lo que se haga. Por desgracia nos toca ejercer de malos y hacer ver a la gente que no se pueden realizar este tipo de actos. Todo es una espiral del tiempo que vivimos.

¿La colaboración ciudadana es suficiente o se puede hacer más?

En los últimos tiempos se ha notado un incremento de personas que contactan para avisar de algún problema o solicitar ayuda, especialmente a través del 112, desde donde se activan los servicios necesarios para intervenir en una actuación.

Comienza una nueva campaña de control de uso del cinturón y los sistemas de retención infantil en la que colaboran con la Guardia Civil. ¿Se logran resultados con estas actuaciones?

Poco a poco la gente se da cuenta de la importancia de estas cuestiones y se implica. Aunque queda por hacer, ya que hay muchas personas que por ciudad siguen sin emplear cinturón de seguridad y no son conscientes del peligro que conlleva. Cuesta, pero la gente se va haciendo eco de estas cuestiones y se implica más.

¿Es clave la colaboración con otras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad?

Cada uno tenemos nuestras competencias, pero cuando hay que colaborar estamos muy relacionados, especialmente con la Policía Nacional. Hay muy buena relación a la hora de intervenir en cualquier evento o incidente.

¿Es suficiente el número de efectivos y medios en Palencia?

La plantilla tiene cierta edad y de aquí a un tiempo se irá renovando porque así lo requieren las prestaciones. Hay que dar servicios rápidos y eficientes y eso también va con la edad.

Siempre se pueden mejorar los medios, sobre todo las comunicaciones y los medios de transporte. Estamos demandando unos vehículos con mamparas, por seguridad cuando se traslada a los detenidos. En las transmisiones tenemos que poner sistemas más efectivos porque a veces las frecuencias dan problemas.

¿Cree que está valorada la profesión como merece?

Me gustaría que la gente entendiera que somos policías, pero primero personas que merecemos respeto. Nuestra vida es normal, no somos ni superhéroes ni malos. Muchas veces nuestra profesión es desagradable -como cuando tienes que denunciar- y otras gratificante cuando haces altruistamente algo por los demás. Estamos en contacto permanente con la gente, al pie de la calle, lo que debería tenerse más en cuenta. Debe dignificarse y valorarse un poco la profesión.