El XXXI Festival de Paloteo y Danza de la Villa de Ampudia no podía encontrar una definición mejor que la que resonó en el atrio de la Colegiata en boca del presentador del evento: «Ver la vida a través de la danza». Yes que la danza, unida al ritmo del paloteo, «es inherente a la condición humana». Por eso el Festival de Ampudia lleva en su haber 31 ediciones y, lejos de cansar, continúa congregando a un público nutrido (ayer formado por más de 250 personas) y ya experto.

El festival comenzó minutos después de las ocho de la tarde, con un colorido desfile por las principales calles de la localidad, en el que la melodía de las gaitas y dulzainas  de las agrupaciones participantes se mezcló con la algarabía de los ampudianos que siguieron a la comitiva. Ya en la Colegiata, fueron los anfitriones los encargados de dar comienzo al festival: el Grupo de Paloteo y Danza Villa de Ampudia.

Este año, los danzantes de la Asociación Etnográfica Don Sancho (Zamora); el Grupo de Danzas Colectores de Calahorra (La Rioja) y el Grupo de Danzas Villalbilla de Burgos (Burgos) fueron quienes trajeron hasta la villa palentina su tradición, su música y su ritmo.

Yes que, después de 31 años, este festival no sólo se nutre del espectáculo de los movimientos coordinados y las vestimentas coloridas: el paloteo se convierte en una excusa para recorrer la historia y la vida cotidiana de Ampudia y los pueblos de sus invitados.

Así, los visitantes pudieron saber (y los ampudianos recordar) que el paloteo es una tradición asociada a las cofradías, o que se danzaba en las festividades de San Pantaleón, Santiago o la Virgen de Alconada, entre otras. Fiestas a las que hoy en día se suma, ya consolidada, la del último sábado de julio: el Festival de Paloteo.