Las abundantes lluvias complican la siembra de 200.000 hectáreas

Pablo Álvarez / Valladolid
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Los agricultores no pueden acceder a sus tierras por el exceso de agua para completar la siembra de girasol, maíz, remolacha y patata. Los ganaderos, beneficiados por el aumento de pastos


2015 terminaba con unas voces de alerta por la escasez de agua. Los pantanos estaban 25 puntos por debajo de la situación en las mismas fechas del año anterior.   Se temía incluso por la campaña de riego en el verano. Pero fue arrancar enero y la situación sufrió un cambio radical. Se abrió el grifo de la lluvia y daba la sensación de que no iba a terminar nunca. Diez días fueron suficentes en la Comunidad para dar un vuelco a esos malos augurios. Los siguientes meses fueron normales en precipitaciones pero abril volvió a sorprender y cumplió con el refranero de «lluvias mil», aunque se saltó la segunda parte de «todas caben en un barril» porque fueron más que abundantes.

El agua, siempre bienvenida en el campo, ha llegado en un momento a saturar. Los agricultores, especialmente los que tienen cultivos de regadío, necesitan un tiempo de tregua para completar las siembras de primavera pues en estos momentos en torno a la mitad de la supeficie de riego está aún sin la simiente. En concreto, hay retraso en la siembra de unas 200.000 hectáreas de cultivo.

La situación no es alarmante, por el momento, pero de persisitir esta abundancia de lluvias el problema podría tomar dimensiones importantes. Los retrasos en la siembra afectan a cultivos como la remolacha, la patata, el girasol o el maiz, principalmente, además de la zanahoria y algunas otras hortalizas.

Las próximas dos semanas serán decisivas para el devenir de estos cultivos, según explicaron desde distintas organizaciones agrarias. «Si empieza a hacer calor, el campo seca y permite entrar en las tierras para sembrar, no habrá ningún problema más que un pequeño retraso», relata el presidente de Asaja en Castilla y León, Donaciano Dujo. Antes de San Isidro (15 de mayo)nadie se atreve a hacer pronósticos sobre estos cultivos que tienen un peso muy importante para el campo de Castilla y León.

Las previsiones meterológicas para esta semana apuntan a esa esperada subida de las temperaturas, si bien a partir del viernes se vuelve a pronosticar la llegada de otro frente que podría traer nuevas precipitaciones en forma de lluvia en casi toda la Comunidad, especialmente en la zona oeste.

En algunas comarcas o zonas que están más próximas a los cauces de ríos y se han producido encharcamientos del terreno ya sembrado es donde ya se han producido pérdidas, que aún están por cuantificar y delimitar. La abundancia de agua se ha arrastrado la semilla y los agricultores se ven obligados a resembrar, con el coste que supone en la compra de la simiente.

Sin embargo, para quien sembró con la suficiente antelación y no ha sufrido imporantes inundaciones, el agua, aunque abundante también ha tenido su aspecto positivo porque ha favorecido el nacimiento de las plantas sin necesidad de recurrir al riego, como ha ocurrido otros años.

Otro de los aspectos en los que la abundancia de lluvias afecta al campo de Castilla y León es en otras tareas de preparación de la tierra para el cultivo con fitosanitarios o terminar de echar nitratos, que con los encharcamientos pierden su efecto y ahora el terreno es impracticable para la entrada de la maquinaria pesada.

No obstante, las distintas organizaciones agrarias coinciden en que la lluvia en primavera tiene más ventajas que desventajas. «Que en esta época el suelo esté mojado y tenga humedad siempre es bueno, aunque eso suponga que tengamos que estar algunos días parados», relatan los técnicos.

Quienes ven más ventajas que inconvenientes a esta primavera tan lluviosa son los ganaderos. La abundancia de agua facilita el nacimiento de los pastos y garantizar la buena calidad, con el consiguiente ahorro en pienso, que es uno de los mayores costes que tiene el sector y que además llevan tiempo disparados.

El cereal también puede verse perjudicado por el exceso de humedad en el suelo. De hecho, el Área de Plagas del ITACyL, dependiente de la Consejería de Agricultura de Agricultura, alertó la semana pasada sobre la presencia de hongos en cultivos de cereal, por lo que pedía a los agricultores que extremen la vigilancia de sus parcelas y avisen en cuanto detecten enfermedades.

Los técnicos de agricultura han detectado indicios de enfermedades fúngicas que requieren especial atención en las parcelas dedicadas al grupo de cereales de invierno, concretamente: septoria (especialmente en trigos); Helmintosporiosis (común en cebadas y avenas), rincosporiosis, (cebadas)y roya amarilla, (trigos y triticales).
Los tres primeros hongos están presentes y se detectan con facilidad en cualquier año. En la presente campaña se han detectado con valores más elevados que los habituales en estas épocas. En las últimas semanas han descendido su evolución en comparativa con la del propio cultivo. Los valores de severidad en su generalidad resultan aún inferiores a los umbrales de tratamiento. Sin embargo, dados los condicionantes climáticos actuales y sus previsiones se recomienda la vigilancia.

En cuanto a roya amarilla, se han detectado de forma puntual las primeras evidencias de su presencia. Por el momento, se cumplen los condicionantes adecuados para ella y los técnicos recuerdan el carácter explosivo y rápido de su expresión, se recomienda el seguimiento y la vigilancia y realizar el tratamiento ante los primeros indicios en caso de aparición en sus parcelas.