Encallada y sin un ligero atisbo de mejora, la solución política al conflicto secesionista en Cataluña está desde ayer más lejos de ser una realidad, con un parón en las conversaciones entre el Estado y la Generalitat que coincide en el tiempo con la tormenta de críticas desatada por la estrategia del Gobierno y las marchas convocadas para este domingo en Madrid en su contra.

En ese punto muerto, el Govern acusó al Ejecutivo de Pedro Sánchez de haber «roto» el diálogo y haber abandonado la negociación sobre una nueva mesa de partidos para hablar del «conflicto político» en la Comunidad al haber cedido por «falta de coraje y de valentía» ante la «derecha y ultraderecha».

Así respondió en rueda de prensa el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y la consellera de la Presidencia, Elsa Artadi, después de que la número dos del Gabinete socialista, Carmen Calvo, haya afirmado que las fuerzas independentistas han rechazado sus propuestas y siguen exigiendo un referéndum de autodeterminación contrario al marco constitucional.

Desde Barcelona, Artadi recordó que a su llegada a la Moncloa, el líder del PSOE apostó por una «respuesta política al problema», pero a la hora de concretar los mecanismos de ese diálogo «está fallando, le está faltando coraje» para pasar «de la retórica a la realidad».