La Virgen de Valdesalce se queda sin su salve

O. Herrero
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La ermita de Torquemada acoge con un tiempo primaveral la primera de sus romerías en presencia de los cientos de personas que acudieron a por pan y queso

 
La ermita de Valdesalce en Torquemada es punto de peregrinación cada 25 de abril. Llueva, truene, hiele o, como ayer, brille el sol y aunque sea un lunes laborable, cientos de personas acuden hasta la ermita por la ondulada carretera que surca terrenos de cereal verde. Andando, en coche y hasta  en silla de ruedas motorizada. «Hacía años que no veía tanto verde en estas épocas por aquí», señalaba en la campa, al lado de una mesa llena de viandas y acompañado por familiares, un peregrino.
La de San Marcos es la primera de la romerías que se celebran en este santuario cada año, y también por primera vez en mucho tiempo, la de ayer incorporó una novedad. Mejor dicho, sufrió -a juicio de los romeros- una novedad: «No se ha cantado La Salve a la Virgen de Valdesalce», lamentaba un grupo de personas procedentes de pueblos del entorno. «La cantan tanto hombres como mujeres», explicaron con cierta frustración por no haberla oído. «Se ha cantado el Ave María», señalaron.
Un matiz que para muchos no tendrá importancia, pero que a los amantes de la tradición les dejó «descolocados». Es como si este año se hubiera sustituido por barras los panes redondos de las 2.000 raciones de pan y queso que se repartieron. Es parecido, pero no lo mismo.
«El párroco que tenemos en Torquemada lleva poco tiempo y no se ha dado cuenta de que era una tradición», le disculpó el alcalde de la localidad, Jorge Domingo Martínez.
 
Reparto. A la una de la tarde y al son de música tradicional comenzó el reparto. Tras la eucaristía, de forma ordenada, de uno en uno, los peregrinos entraron de nuevo en la ermita para recibir su trozo de pan y su ración de queso, todo ello de la localidad. Un voto de villa por un milagro atribuido a la Virgen de Valdesalce, que protegió los sembrados de la localidad cerrateña.
Dentro una decena de personas se afanaba en preparar las bolsas de papel en las que iba la preciada recompensa. «Está muy bueno», señalaba un grupo de mujeres. 
Una vez cumplimentado los trámites de pasar junto la Virgen  -dice la tradición que en rogativa para pedir lluvia (este año posiblemente no haya sido esa la petición principal), y recoger las viandas la celebración se trasladó a la campa anexa donde familias enteras se quedaron a comer y disfrutar de aunque algo fría, apacible jornada. «La tienda de campaña es para los chavales... aunque si hay que echar la siesta, pues se echa», reconocía un hombre junto a una gran mesa.
«En esta de abril no se queda tanta gente como a la romería de septiembre. Aún hace algo de frío», reconocía el alcalde de Torquemada, que estuvo acompañado por los parlamentarios Miguel Ángel Paniagua y Manuel Betegón, y por el vicepresidente  de la Diputación, Luis Calderón, así como por otros alcaldes de pueblos cercanos, dado que hay mucha devoción en las comarcas del Cerrato y de Campos a esta Virgen.