La carrera de la felicidad

Alberto Moreno
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La carrera de la felicidad - Foto: sara muniosguren

Emulando a la novela de Vicente Blasco Ibáñez,  Grijota ayer fue cañas y barro. Bueno, más bien pajas y agua, la del Canal de Castilla, donde se desarrolló principalmente la novedosa I Grijota Fun Race, una prueba de obstáculos naturales y artificiales en la que prima la diversión sobre la competición. Tanto es así que no hay un premio para los primeros clasificados, sino para los mejores disfraces a nivel individual y de conjuntos.

El ClubTriatlón Astudillo, en colaboración con el Ayuntamiento de Grijota, organizó esta carrera en la que tomaron parte 150 participantes, la mayor parte de ellos disfrazados. El buen humor reinó desde la salida en la que se vieron disfraces de toros, militares, tenistas, supernenas, Superman, Braveheart, etc... Todos ellos tenían la opción de dar una vuelta al circuito de cinco kilómetros o completar dos vueltas. Tanto se divirtieron, que la mayor parte de ellos tomó la segunda opción.

Y eso que el trazado era duro, con once obstáculos por vuelta: cruzar el Canal de Castilla a nado, una montaña de pirámides de paja, un contenedor de agua y serrín, una montaña de neumáticos, un paso americano con barro, un empinado tobogán, un paso por troncos, una bajada de desnivel con cuerda, unos fardos de paja, unos neumáticos grandes que había que pasar por dentro y un particular avituallamiento compuesto por calimocho en botijo y porrones y donuts. Y durante el trayecto, manguerazos de agua a todos los participantes, que se agradecía dado el calor existente.

  - Foto: sara muniosguren Antes de la partida, la organización organizó un particular calentamiento para los participantes, bajo los acordes de Paquito el chocolatero, encargándose de ello Ernesto Carrera, ex jugador de baloncesto y ahora uno de los triatletas más brillantes que existen en Palencia.

Los participantes de la IGrijota Fun Race se adelantaron a los sanfermines, entonando a coro en la salida el 1 de enero, 2 de febrero... Comprendieron el sentido de esta carrera. No se trata de ganar, sino de participar y divertirse lo más posible. Por ello, la mayor parte de los participantes corrieron en grupo, ayudándose los unos a los otros, con sus particulares indumentarias que quedaron empapadas por el agua y ensuciadas por el barrio y el serrín. Y es que esta Grijota Fun Race, salvando las distancias, es una especie de Gran Prix, el programa televisivo, sólo que en espacio abierto.

Pero también tiene su componente competitivo, pese a quedar en un segundo plano. En los cinco kilómetros entraba en primera posición, con una amplia ventaja sobre el segundo, José Ramón Ramírez Ruiz, de Tariego de Cerrato. No corrió disfrazado, pero también disfrutó a su manera de la prueba. Entró prácticamente en la meta en silencio, dado que la mayor parte del público estaba en la zona de obstáculos y su carrera fue rapidísima. El primero en la meta en los diez kilómetros fue un atleta de la tierra, Javier Sangrador, que recientemente ganaba la Carrera Menudos Corazones. Vive precisamente en Grijota, a poca distancia de donde se desarrolló la prueba. Él sí que fue disfrazado, aunque ni él mismo sabía de qué.

  - Foto: sara muniosguren Todos los corredores recibieron a su llegada una camiseta técnica recordando su participación en la Carrera de la felicidad.

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La organización quedó muy satisfecha del desarrollo de la prueba, tanto por la participación, como por el bonito espectáculo dado. La experiencia ha sido positiva, tanto que ya se plantea una nueva edición. Para ser la primera, el éxito ha sido más que evidente.