Hasta hace poco era una enfermedad extraña para muchos, algunos conocían los casos más extremos como los de las personas que tienen que vivir casi en una burbuja ante la imposibilidad de hacer una vida normal. La Sensibilidad Química Múltiple (SQM), era una gran desconocida y no reconocida, y sus afectados eran casi invisibles para la sociedad.

Pero afortunadamente hay cosas que cambian  y en los últimos años muchos pacientes con sus testimonios han querido dar a conocer una  patología con la que hay que vivir, pero que con la ayuda de todos, puede llevarse de una manera mejor incluso pudiendo hacer que el afectado continúe con su rutina habitual.

Ese es el caso de Carmen Alonso, enfermera en el Centro de Salud de Aguilar de Campoo. Hace unos meses contaba en DP su testimonio precisamente para dar a conocer la SQM con el fin de concienciar a la población y ayudar en la medida de lo posible a otras personas que estuviesen en su misma situación. Entonces su enfermedad, no estaba reconocida.

Hace unas semanas, el Gobierno de la Nación dio luz verde  a una Proposición No de Ley y se ha reconocido oficialmente la patología que se incorporará a la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE).

Con esta decisión, España se suma a la lista de países que reconocen la Sensibilidad Química Múltiple como una enfermedad: Alemania (2000), Austria (2001), Japón (2009), Suiza (2010) o Dinamarca (2012).

salir del limbo. Según explica la enfermera aguilarense, «el reconocimiento supone salir del limbo en el que nos encontrábamos los enfermos, sobre todo a nivel administrativo y también con la medida se facilitará que el diagnóstico sea más rápido».

Alonso, mostró los primeros síntomas hace seis años cuando tras una guardia empezó a sentir mareos, cansancio y aturdimiento tras un limpieza general que habían llevado a cabo en la consulta. Después de pasar por varios especialistas, finalmente en el Centro de Toxicología de Valladolid se le diagnosticó su enfermedad.

El reconocimiento era una antigua reivindicación de los afectados por una enfermedad que convierte muchos de los productos que habitualmente usamos en bombas de relojería para los enfermos. Un simple perfume, un detergente o un ambientador, algo que está presente en la mayoría de los hogares,  puede ser más peligroso casi que un arma para un afectado, al que le pueden  producen palpitaciones, vómitos, irritaciones en la piel o dolores de cabeza recurrentes, entre otros síntomas.

«Hay mucho desconocimiento sobre la enfermedad, incluso a nivel sanitario. Ahora esperamos que se facilite más información y formación a los médicos de cabecera. Desde diversos colectivos y asociaciones se está remitiendo ya información a Consejos de Médicos, Farmacéuticos, Colegios, Asociaciones, etc.», explica. Incluso ella misma ha enviado la información sobre la aprobación de la Proposición No de Ley al Colegio de Enfermeras de Palencia con el fin de colaborar en dar toda la información posible sobre la enfermedad.

mucho por hacer. Aunque muestra su satisfacción por el reconocimiento, añade que aún hay mucho por hacer. «En los hospitales no existe un protocolo para atender a una persona con SQM, ni una sala preparada en la que puedan estar, ya que muchas veces al acudir a Urgencias se puede agravar nuestra enfermedad debido a los productos que se utilizan», concreta.

Sobre qué consejos ofrecería a una persona que pueda tener algún síntoma dice que «acuda a su médico de cabecera, y si quiere más  información puede ponerse en contacto o consultar con grupos y asociaciones que hay a nivel nacional».