Se inicia la 'Primavera negra'

Agencias
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El jefe del Ejército asume el poder después de que el ya expresidente Compaoré presentara su dimisión tras 27 años al frente del Gobierno y emprendiera una huida rumbo a Ghana

Se inicia la ‘Primavera negra’ - Foto: JOE PENNEY

 
 
En África es casi una excepción que un pueblo se levante contra su mandatario, como ha ocurrido esta semana en Burkina Faso. La oposición habla esperanzada de una Primavera negra, en referencia al fenómeno de la Primavera árabe, pero, a excepción de unos pocos disturbios, la norma es que la población se resigne en circunstancias poco democráticas a presidentes que ocupan el cargo durante décadas.
Blaise Compaoré, que durante 27 años ha gobernado el pequeño país, es un ejemplo de ello. Llegó al poder en 1987 mediante un golpe de Estado y, desde entonces, no había dejado el sillón de mando. De hecho, las revueltas comenzaron después de que su Ejecutivo pretendiese modificar la Constitución para alagar el mandato del dirigente.
Ayer, la situación se tornó y Compaoré anunció su dimisión en un comunicado en el que llamó a un proceso de transición de 90 días y que dio pie al jefe del Ejército, el general Honoré Traoré, a asumir de forma interina la Jefatura del Estado.
La primera información sobre la renuncia llegó por boca del coronel Isaac Zida, del regimiento de seguridad presidencial, que se dirigió a las decenas de miles de manifestantes congregados en la Plaza de la Nación de Uagadugú. En su mensaje, el militar indicó que, tras la salida del mandatario, el poder corresponde al pueblo y que será éste quien decida los pasos a dar.
En este sentido, precisó que la institución castrense, incluido el organismo que él mismo dirige, están del lado de la población.
En lo que se refería a Compaoré, el coronel indicó que está «en un lugar seguro», pero no precisó más detalles.
A este respecto, varios testigos indicaron que el ya expresidente había abandonado el palacio Kosyam y se dirigía, según varios medios nacionales, a Po, en la frontera con Ghana, si bien estos informantes no desvelaron si el dimisionario se dispone a abandonar el país. Lo que sí señalaron es que el político viajaba en un convoy fuertemente armado ante el temor de represalias.
La renuncia fue recibida con gran alegría por los miles de opositores que seguían tomando las calles de la capital y de las principales ciudades, donde se volvieron a registrar protestas multitudinarias. Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurrió el pasado jueves, las manifestaciones transcurrieron en gran medida de forma pacífica.
Lo ocurrido en Burkina Faso, uno de los países más pobres del mundo y que cuenta con 17 millones de habitantes, abre la esperanza a varias de sus naciones vecinas, donde los activistas gubernamentales ven con buenos ojos una posible expansión de las revueltas, tal y como sucediera con la Primavera árabe en 2010, que se inició en Túnez y recaló en otros países, como Egipto o Libia.
Ahora, los ojos están puestos en Zimbabwe, donde Robert Mugabe gobierna desde 1987 y desde hace lustros con nefastos resultados. También en Sudán, donde el despota Omar al Bashir dirige la nación con puño de hierro desde 1989, a pesar de que desde hace años tiene pendiente una orden internacional de captura por genocidio.