El Dulce Nombre de Autilla

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La talla del Niño, datada en el siglo XVII, se atribuye al taller palentino de los hermanos Juan y Mateo Sedano

El Dulce Nombre de Autilla

Con el título Dulce Nombre de Jesús, dentro del programa navideño del Ayuntamiento de Autilla del Pino, el escultor Carlos Mediavilla, cofrade del Dulce Nombre, y la documentalista Mª del Rosario Diez, alcaldesa de la localidad, presentaron una selección de imágenes devocionales y procesionales, enmarcadas en la iconografía del Niño Infante, con una muestra documental y patrimonial de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús palentina y de la desaparecida de Autilla del Pino.

La muestra de imágenes contó con la talla del Niño, denominada en la cofradía palentina por El Coto. La tipología de esta talla y la presentada de Autilla del Pino del siglo XVII, con atribución al taller palentino de los hermanos Juan y Mateo Sedano, dan la clave para entender el origen y finalidad. En ambas se le representa como a un niño 3 o 4 años, con una anatomía bien definida, con efecto pies planos, algo normal en los niños, aprovechando como base de apoyo, para la imagen, toda la superficie de la planta.

Los esmerados detalles del sexo del Niño, tenían como finalidad resaltar, al exponer al Niño sin ropa, la ceremonia religiosa de la circuncisión de Cristo con leves arrugas en el área escrotal y sexo con glande que parece circuncidado. Siguiendo ambas el modelo iconográfico hispano-flamenco de raíces clásicas, de cabello abundante y tupido, ensortijado con marcadas moñas, con una solemne apostura manierista del Niño desnudo, popularizado por Juan Martínez de Montañés.

El cabello de las moñas, está tallado a mechones ondulados con el abultamiento frontal y lateral, tomando como fuente de referencia iconográfica, las bases previas de una ceremonia judía Upsherin de origen cabalístico de finales del siglo XVI y establecida en el siglo XVII (Levítico 19:23), en una glorificación del mitzvá (Levítico 19:27), mandamiento de «no cortar el cabello en los costados de la cabeza». El término «costados» se refiere al cabello que crece entre las orejas y la sien para lograr una línea recta de cabello desde la frente y la nuca. Después que en 1721, el Papa Inocencio XIII, fijara la fiesta del Dulce Nombre de Jesús el domingo entre la Circuncisión y la Epifanía o, en caso de no coincidir, el día 2 de enero, algunas imágenes con esta tipología iconográfica, fueron sustituidas y retiradas de procesionar, como posiblemente sea el caso de El Coto.

El Libro de Cuentas y Otros Asientos que se conserva de la desaparecida Cofradía del Dulce Nombre autillana está datado en 1660, pero la presentación de los Estatutos y Libro de la Regla, en ausencia de ordenanzas de la citada cofradía, se presentó en el primer día del mes de diciembre de 1764. Año en que se celebró la visita a esta villa por el visitador general de este obispado.

El Libro de la Regla recoge las palabras del Cap. 3º de los Hechos Apostólicos y la referencia al Sermón 14 sobre los Himnos, del poema del siglo XI de San Bernardo de Claraval conocido como Iubilus de nomine Iesu.

El caso de esta cofradía autillana, que tenía su palacio en la Casa de la Cruz, realizaba su fiesta y procesión el día 1 de enero, especificando en la Ordenanza Sexta, «que los Alcaldes con sus enseñas y todos los hermanos (no siendo mozos solteros), tengan la obligación de asistir a las Cuatro Letanías del Dulce Nombre, como es práctica, poniendo a personas inexpertas necesitadas  que lleven en la procesión al Niño en sus andillas por medio real, y se concede a los Oficiales que lleven al Niño a su llegada, para que sea la caridad bien repartida entre todos los devotos».

En la Ordenanza Séptima encontramos su vinculación a la Cofradía Sacramental en las procesiones del día del Corpus Christi y su Octava con la presencia de danzantes, y en las procesiones en que Su Majestad, sale a los impedidos y en todas las Rogativas que se hicieran de necesidad pública, como falta de agua y por la peste. El decaimiento de esta Cofradía va ligado a la pérdida de su carácter asistencial en el siglo XIX y a la desamortización de sus bienes. Al desaparecer la Cofradía del Dulce Nombre, la Sacramental, no mantuvo ningún rito, permaneciendo en la actualidad el recuerdo ya casi perdido.

representación. En la representación iconográfica del Dulce Nombre, la más común fue un Niño Infante, en actitud de bendecir el día de su circuncisión, como triunfo sobre el pecado y la muerte, referencia inequívoca de la devotio moderna en la que se apoyaba la espiritualidad. La humanidad de Cristo, en definitiva, fue tema primordial.

En un principio, la celebración del Nombre de Cristo se realizaba tradicionalmente el día 1 de enero, considerándolo la Iglesia una de sus grandes fiestas desde el siglo VI. Sin embargo, también se contempló una segunda fiesta que se relacionaba con la presentación del niño en el templo en los ochos días después a su nacimiento, fijada en la infraoctava después de la Navidad. Por la circuncisión, Cristo recibió el nombre salvador de Jesús, adquiriendo su naturaleza humana, ya que -al someterse a la Ley Hebráica- durante esta ceremonia, derramó su sangre por nosotros. La Contrarreforma terminaría por dar forma definitiva a estas cuestiones que venían planteándose. En una actitud muy contrareformista, lo común era exaltar el Nombre de Cristo, como símbolo beligerante de la lucha contra la herejía y blasfemia.

El culto se desarrolló a su llegada a España en 1430, cuando en el convento de San Pablo, de Burgos, se erigió la primera agrupación de seglares bajo dicha advocación. El origen de la Cofradía del Dulce Nombre palentina, localizada entre la iglesia de San Miguel y la catedral, podría encontrar su germen, con la predicación de San Vicente Ferrer, en la aljama de Palencia ya que para 1411-1412 se produjo casi la conversión total de los judíos siendo bautizados, suponiendo la ruina de la judería. Esta sería la causa que originó la adaptación de costumbres y rituales judíos de la Cofradía del Dulce Nombre de Palencia, cristianizados en su valioso legado cultural y artístico. El testimonio más antiguo que se conserva sobre ella es de 1588, siendo posiblemente una hermandad conversa de raíz judía, que en un momento dado, decidió transformar su advocación principal de la Circuncisión, por la del Dulce Nombre de Jesús, enmascarándola con costumbres más cristianas, con la celebración del Bautizo del Niño, cambiando la circuncisión or el bautismo, en una manifestación pública de conversión.