Oria, Ayuso, Herrán y Alario serán académicos de la 'Tello Téllez'

diariopalentino.es
-

El Pleno de la Institución eligió ayer a los cuatro nuevos integrantes, que ingresarán a lo largo de 2015 · También se aprobó la programación y un cambio en el formato de su revista

El Salón de actos de la Diputación fue el escenario de la inauguración del curso de la Institución Académica. - Foto: Óscar Navarro

• José Antonio Abásolo se encargó de abrir el curso con una intervención que explicó, en el Salón de Actos de la Diputación, los últimos días de la Villa de ‘La Olmeda’.

 
El Pleno de la Institución Tello Téllez de Meneses aprobó ayer la incorporación de cuatro nuevos académicos, con el fin de cubrir las plazas que han quedado vacantes tras el fallecimiento de varios integrantes en los últimos meses. 
Los futuros académicos, que recibieron la aprobación de las tres cuartas partes de los académicos presentes en el Pleno de ayer (16) son Juan Andrés Oria (cátedra de Micología de la UVA), César Augusto Ayuso (catedrático de Instituto en el Alonso Berruguete), Andrea Herrán (doctora en Filología Española y profesora titular de Lengua Española en la UVA), y María Teresa Alario (doctora en Historia del Arte, profesora titular de la Universidad de Valladolid).
Su ingreso se producirá a lo largo del próximo ejercicio 2015, dado que, por estatutos, desde el momento de su votación disponen de 12 meses para hacerlo a través de un discurso-conferencia de ingreso.
Con estas incorporaciones, serían 24 los miembros de la Tello Téllez, por lo que aún quedaría por cubrir una plaza. Según Rafael Martínez, secretario y académico, a la próxima reunión plenaria se llevará una nueva propuesta de ingreso. El Pleno de ayer también sirvió para sentar las bases del calendario del curso y para fijar un cambio en la revista Publicaciones, con variación en la cubierta, y en su formato, a dos columnas.
 
‘Los últimos días de la Olmeda’. Este fue el título de la conferencia inicial del curso que desarrolló el académico José Antonio Abásolo. 
Apuntó que el fin de la Villa no fue traumático. «Se fija efectivamente con la llegada de los pueblos bárbaros». Pero no fue destruida, sino «ocupada» por campesinos, «seguramente los descendientes de quienes trabajaron bajo las órdenes del señor».
Según explicó Abásolo tomaron la villa y la utilizaron para cubrir sus necesidades, «mucho menores que las del señor». Y lo argumenta en los rastros encontrados en la propia Villa, como una menor calidad y cuidado de los mosaicos, la división de salas nobles como el Oecus en varias salas más pequeñas «que podrían haber servido incluso de almacén», o la perforación de pozos en busca de agua «dentro de la Villa, afectando a muros o mosaicos».
Pero la ruina, en torno al final del siglo V, habría llegado poco a poco, como una casa abandonada  estancia a estancia.