Naranjas rodantes

DP
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Los niños carrioneses cumplen con la tradición de lanzar los cítricos y los mayores de venerar las reliquias del santo

Naranjas rodantes

Decenas de generaciones de carrioneses han cumplido con una tradición que en la jornada de ayer celebró cuatro siglos y que volvió a ser renovada por parte de los más pequeños. Como cada 3 de febrero, día de san Blas, los niños de la ciudad jacobea se acercaron a la iglesia del Real Monasterio de Santa Clara donde, en su atrio y tras venerar las reliquias del santo, lanzaron las naranjas al suelo haciéndolas rodar, como si de una partida de bolos se tratara.

Con los bolsos llenos de estos cítricos traídos desde casa, los niños carrioneses hicieron de las suyas con esta colorida y deliciosa fruta, mientras los mayores desfilaban en el interior del monasterio ante las reliquias de san Blas.