La venta de la Fábrica de Armas vuelve a ser noticia después del proceso de privatización que vivió Santa Bárbara y que comenzó en el año 2000.
Fue ese año cuando la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) decidió deshacerse de Santa Bárbara y adjudicar la venta a General Dynamics el 12 de abril de 2000 si bien el proceso de venta se prolongó y no se materializó hasta un año después.
La decisión de privatizar la empresa supuso la división entre los representantes sindicales, ya que mientras Comisiones Obreras veía con buenos ojos la decisión de vender al sector privado Santa Bárbara al considerar que suponía una apuesta de futuro, UGT se oponía a esta operación precisamente por lo contrario.
Fue a finales de marzo de 2001 cuando el Gobierno Central autorizaba la venta de Santa Bárbara a General Dynamics.
El Consejo de Ministros autorizaba el 30 de marzo a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales a vender su participación accionarial en la Empresa Nacional Santa Bárbara a General Dynamics por 831,9 millones de pesetas.
El retraso hasta la autorización final de la venta se debió a las negociaciones que la SEPImantuvo con la empresa alemana Krauss-Maffei, que no consiguió adquirir Santa Bárbara, pese a su intención de integrarla en un futuro grupo europeo de defensa.
El entonces portavoz del Gobierno, Pío Cabanillas, señaló que la oferta de General Dynamics era la mejor y que la privatización de Santa Bárbara le costó a la SEPI unos 25.000 millones de pesetas, cifra que se hubiera elevado a 69.300 millones si la empresa se hubiera vendido a la alemana Krauss-Maffei. Asimismo, General Dynamics se comprometía a no escindir unidades de negocio y a mantener los empleos, mientras que Krauss-Maffei consideraba imprescindible un ajuste de plantilla de casi el 40 por ciento.
El compromiso de la compañía estadounidense implicaba también una inversión total de 9.983 millones de pesetas adicionales a los previstos por Santa Bárbara en tecnologías, equipamientos y modernización de vehículos.