Jaque a la 'Vía Nanclares'

Javier M. Faya (SPC)
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La polémica sentencia del Tribunal de Estrasburgo refuerza al 'núcleo duro' de los presos de ETA, el EPKK, que siempre ha combatido la fórmula de beneficios penitenciarios

Jaque a la ‘Vía Nanclares’

La cárcel de Teixeiro, en La Coruña, solo tiene, desde hace dos semanas, a una presa de relumbrón:Rosario Porto, la presunta asesina de su hija Asunta, dado que Inés del Río, la mujer que ha logrado acabar con la doctrina Parot como hizo en su momento con 24 personas, lleva en libertad desde el pasado 22 de octubre. Su excarcelación no solo provocará que salgan a la calle, según cálculos del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, una cincuentena de terroristas en tres meses, también que el núcleo duro del colectivo de presos de ETA, el EPKK, radicalice aún más su postura ya que puede haber más buenas noticias a medio plazo tras su victoria en la UE.

Pero hay más, mucho más. ¿Ahora qué sentido puede tener para reos que se puedan beneficiar del fallo de Estrasburgo que se acojan a la Vía Nanclares, que muestren su arrepentimiento, que cooperen con la Justicia en el esclarecimiento de centenares de crímenes sin resolver?

El ejemplo más conocido de condenados que empiezan a disfrutar de los beneficios de esa propuesta que sacó adelante el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero -y que el PP desarrolló con carácter individual- es, sin lugar a dudas, el de Valentín Lasarte, el etarra que colaboró en el asesinato del teniente de alcalde del PP en San Sebastián Gregorio Ordóñez un 23 de enero de 1995. Sus permisos -el último de seis días, se produjo hace dos semanas- han provocado la indignación de algunos colectivos de víctimas, en especial de Covite, asociación liderada por Consuelo Ordóñez, hermana del concejal desaparecido y que llegó a hablar con el terrorista el pasado 19 de mayo en la cárcel de Zaballa (Álava). «Tu amnesia nos sale muy cara», le llegó a decir la vasca, que salió muy decepcionada del encuentro, ya que el criminal se negaba a colaborar con la Justicia.

Estrategia de división. Aunque doliera, este camino cumplía una misión principal:dividir a los presos etarras que, durante décadas, habían sido controlados por el EPKK, que no les permitía, por ejemplo, integrarse con el resto de reos de las cárceles.

Conviene recordar que la Vía Nanclares es un proyecto de reinserción de aquellos condenados de la organización criminal que hayan decidido dar una serie de pasos inequívocos hacia el final de la violencia. Éstos comprenden el alejamiento del entorno de la banda, la aceptación de la política penitenciaria, la salida del colectivo de presos, la renuncia pública a ETA y al uso de la violencia, la petición de perdón a las víctimas y el compromiso de repararlas mediante el pago de su responsabilidad civil y, en último término, colaboración con la Justicia para luchar contra el terrorismo. En ese punto se pide a los reinsertados que ayuden a esclarecer la autoría de 314 asesinatos sin resolver. Ni qué decir tiene que ese punto ha sido un completo fracaso.

Amenazas de muerte. Hay que tener en cuenta que para la treintena de encarcelados, del total de 463 que hay repartidos por el territorio nacional, que eligieron acogerse a esta opción, resulta muy difícil volver a sus casas -si es que se les permite por el tope de kilómetros a la redonda que deben estar alejados de sus víctimas-, ya que para el mundo abertzale no son más que unos apestados y traidores, y más de uno, como el propio Lasarte, ha sido objeto de amenazas de muerte, yendo las mismas dirigidas tanto a él como a su entorno.

Afortunadamente, los tiempos de la arrepentida Yoyes, que fue asesinada por un compañero mientras estaba en el parque con su bebé, ya pasaron a la Historia. De eso sabe también mucho Piriz, que mató a Mikel Solaun delante de su mujer y sus hijas por haber cometido éste un pecado mortal:haber dejado la banda.

Conviene recordar que semanas antes de que la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos cambiara por completo el escenario de la lucha antiterrorista, ETA emitió un comunicado en el que exigía la amnistía de sus reos, coincidiendo casi en el tiempo con un comunicado de su colectivo de reos en el que se invitaba a los condenados a no acogerse a los beneficios penitenciarios ofrecidos por el Estado español.

En esta complicada partida de ajedrez entre la organización criminal y el Ministerio del Interior se ha sumado un nuevo jugador, Josu Ternera, que, según cierto diario, movilizará a los encarcelados para que no pidan su libertad tras el fallo de Estrasburgo. Tirando de hemeroteca, encontramos en 1998 unas declaraciones de este sanguinario terrorista: «ETA no aceptará cambiar paz por presos».