Cuerpo y alma palentinos

L. Calderón - J. Liébana
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Uno de los trabajos más desconocidos del pintor palentino Germán Calvo se encuentra en el testero del mausoleo de la familia Arangüena Fernández en el Cementerio de Nuestra Señora de los Ángeles

Mausoleo de la Familia Arangüena Fernández en el Cementerio de Palencia. - Foto: Luis Calderón

Al entrar en el Cementerio de Nuestra Señora de los Ángeles de la capital puede verse un enorme ciprés. Por el grosor de su tronco y su porte cabría asegurar que fue uno de los primeros en plantarse en este camposanto. A su lado se erige, como un conjunto único, el principal mausoleo de la necrópolis capitalina. Julia Fernández García se aseguró de contar con una parcela preferente donde descansaran sus familiares. Corrían los años cuarenta del siglo XX y acababa de fallecer su hija, la joven Julia  Aragüena, que murió al dar a luz a su única hija, también llamada Julia y, casualmente, apellidada por su padre, el ingeniero industrial Alfredo Fernández, como su abuela, a la que tanto admirará.

 En 1944, el pintor palentino Germán Calvo terminó su fresco El Juicio Final, esa singular pintura que preside la Capilla  de Nuestra Señora de  los Ángeles. La obra tuvo una gran repercusión en la sociedad palentina de la época, tal y como acreditan las crónicas de la época. El Diario Palentino del 24 de febrero de 1944 dedica una de sus páginas a ese trabajo: «El joven y ya notable artista palentino, viene con su Juicio Final a reforzar su puesto entre  la pléyade de pintores modernos. Desde que saliera de nuestra Escuela de Artes y Oficios, y pasando por la de Bellas Artes, pensiones en París y del Conde de Cartagena, logró el codiciado galardón de la tercera medalla en la última Exposición Nacional». Germán Calvo y su trabajo son apreciados dentro  y fuera de Palencia. Los años posteriores serán los de los encargos en Madrid para el taller del  Parque Móvil del Estado y su Capilla de San Cristóbal. También de retratos, lienzos conmemorativos en diferentes instituciones y comercios, amén de la petición de Julia Fernández García.

Boceto inicial.Boceto inicial. - Foto: DP Esta contacta con el pintor al que le unía cierta amistad y le pide un boceto para el  testero del mausoleo de la familia. Es una mujer con las ideas claras. Ella junto a sus colaboradores de confianza dirige con precisión la fábrica familiar de mantas  ubicada en el barrio de La Puebla, una factoría con más de 200 trabajadores en la manzana definida por el Paseo del Salón y las calles La Puebla y Rizarzuela. Quiere que el recuerdo de sus familiares no pase desapercibido y, en palabras de su nieta, Julia Fernández,  encarga al arquitecto Antonio Font, dada su enorme amistad, el diseño del mausoleo. De las labores en piedra se ocupará el marmolista palentino Justiniano Alonso y, a juzgar por el buen envejecimiento de la construcción, los materiales que se emplearon eran  de primera categoría. Una placa de bronce en la fachada del edificio recuerda al artífice de ese trabajo lapidario.

Una vez levantado el continente, los sepulcros quedaron distribuidos a ambos lados, en las dos paredes laterales, disponiéndose un pequeño altar frontal y tras él una enorme pared blanca con una lucerna circular por donde entra la luz de una forma especial. La disposición de esa ventana no es casual, ha sido perfectamente planteada y forma parte del proyecto que Germán Calvo ha previsto para la familia Arangüena Fernández .

Ricardo Ibáñez es sobrino de Germán Calvo  y guarda con celo algunos trabajos del pintor. Entre ellos se encuentran el boceto global y el dibujo a escala uno-uno que sirvió de base para la realización del fresco del mausoleo. El proyecto se concreta en una escena de la ascensión del alma de un hombre a los cielos. El gestor de esta tarea es un ángel que, con delicadeza, trasporta el espíritu hacía las alturas, donde se localizan las figuras de Jesucristo y la Virgen María. Entre  Cristo y el alma del fallecido se sitúa la lucerna circular que ilumina la escena y ciega al espectador. Esa luz es hacia donde se dirige el ángel cargado con el espíritu de los que allí reciben sepultura. Flanquean la escena central grupos de ángeles que observan la ascensión en posturas delicadas de oración y contemplación. El número de figuras representadas es de 17, una más que las inicialmente dibujadas en el boceto propiedad de Ricardo Ibáñez. La técnica utilizada fue la pintura al fresco, la misma que en la escena del Juicio Final de la vecina Capilla de Nuestra Señora de los Ángeles.  Un conjunto completo dentro de un edificio de corte clásico,  custodiado por un ángel de piedra que junta sus manos y ora concentrado en salvar las almas de quienes unas enramadas puertas custodian.

 Boceto del Germán Calvo para el testero del mausoleo. Boceto del Germán Calvo para el testero del mausoleo. - Foto: DP Es otro rincón de Palencia desconocido, otro testigo de una ciudad distinta. Si van a ir al cementerio de Palencia hoy, día de Todos los Santos, después de visitar a aquellos que ya se marcharon, echen un vistazo a la Capilla y después acérquense hasta el mausoleo de la Familia  Arangüena Fernández. La puerta de cristal les permitirá ver la escena que en este artículo se describe. Podrán contemplar uno de los trabajos más desconocidos del pintor palentino Germán Calvo.

Julia Fernández García. Julia Fernández Arangüena habla con admiración, cariño y respeto de su abuela Julia Fernández García, coprotagonista de esta historia pues ella fue quien encargó a Germán Calvo el mural del testero del mausoleo familiar. Conocía al pintor y le dejó completa libertad creativa. Recuerda que hubo que trasladar los restos mortales del abuelo, la madre y los bisabuelos del cementerio de La Carcavilla al nuevo de Nuestra Señora de los Ángeles y «quiso hacer algo especial, distinto». Aquel traslado, subraya, se vivió entre un cúmulo de sentimientos encontrados.

Casada con el juez Benito Arangüena Ugalde, Julia Fernández García fue una mujer «emprendedora en todos los sentidos», afirma su nieta. Ella modernizó la fábrica de mantas familiar, que llegó a tener más de 200 empleados. «Era la primera que llegaba», comenta. También dirigió otra empresa en Grijota que suministraba corriente eléctrica a 60 pueblos.

Las mantas que se confeccionaban en esta fábrica que se ubicaba ya en el tramo final del hoy Paseo del Salón traspasaron las fronteras provinciales, incluso se elaboró una cuando se casaron Fabiola y Balduino que estuvo expuesta para su visión, según explica Julia Fernández Arangüena. La fábrica cerró sus puertas en los años 60 porque no hubo en la familia quien continuara con el negocio.

Julia Fernández García, que fue presidenta del textil castellano-leonés, «era muy especial», afirma su nieta.  Acompaña este comentario de otro:  «Ninguna mujer como ella», palabras que repetía Juan José Perez Mendezona, alguien que tras contactos de naturaleza tributaria llegó a convertirse en uno de los grandes amigos de su abuela.

Influencia del Greco. Pocos artistas clásicos han influido de forma tan intensa en el arte como El Greco. La influencia de su obra en el origen de la pintura moderna es determinante. Este año, exposiciones en Toledo, Madrid y Valladolid recuerdan la figura del pintor en el IV Centenario de su muerte. Hasta Castilla- La Mancha viajó el óleo que se conserva en la Catedral de Palencia dedicado a San Sebastián. Una figura inspirada en él se encuentra en el fresco que Germán Calvo pintó en el taller del Parque Móvil del Estado, pero también algunos personajes del testero de la Capilla del Cementerio Nuestra Señora de los Ángeles de la capital palentina se inspiraron en el famoso San Sebastián. La influencia del Greco en el pintor palentino se puede observar en muchas de sus composiciones, especialmente en las de gran formato como son los de la Capilla de San Telmo de la capital o en el trabajo del mausoleo de la Familia Fernández Arangüena. También en los bocetos se adivina esta influencia, donde la disposición y factura de los componentes recuerdan a trabajos tardíos de Doménikos Theotokópoulos como puede ser el cuadro Laocoonte y sus hijos.