Orgullo de nuestra tierra

Carlos H. Sanz
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Más de trescientos danzantes y músicos ponen en escena en la capital el innegable patrimonio cultural que atesora la provincia, cuya continuidad ponen en peligro diversos factores

Orgullo de nuestra tierra - Foto: SARA MUNIOSGUREN

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La Calle Mayor de la capital palentina se llenó ayer de cintas de colores y enaguas; de chiborras, dulzainas y tambores; de palos y castañuelas y de vítores y estandartes. Se llenó, en definitiva, de eso que las autoridades llaman Patrimonio Inmaterial y que no es otra cosa que cultura, ritos y costumbres con ADN palentino.  
El I Día de los Danzantes de Palencia reunió en la capital a más de 300 bailarines y músicos tradicionales procedentes de unas 25 localidades de la provincia. Las pocas del Cerrato, Tierra de Campos o La Vega que han logrado a duras penas robar al olvido repertorios, indumentarias y puestas en escena que se remontan a más de cuatro siglos.
  Las cuadrillas, formadas por hombres, mujeres y niños -algunas mixtas otras no- , recorrieron la Calle Mayor ganándose el aplauso de los palentinos. La puesta en escena permitió ver varias suertes y ritos del patrimonio palentinos. 
Así, en la comitiva se intercalaban cuadrillas de danzas -las mayoritarias- y de paloteos, y una, la procedente de Palenzuela, mostró cómo se trenza y destrenzan los lazos.
Las danzas daban comienzo aleatoriamente y aunque se había aconsejado a los danzantes reservar energías dado el largo camino a recorrer, todos los bailarines y músicos dieron lo mejor de sí mismos, orgullosos de representar a sus municipios y costumbres. 
Las danzas de paloteo -una de las que más gustó fue la de Cisneros, cuyos bailarines portaban espectaculares sombreros con plumas de pavo real- se concentraron en puntos estratégicos del recorrido. Muchos alcaldes de las localidades participantes -también el regidor capitalino y el presidente de la Diputación- quisieron estar presentes en esta jornada tan especial. 
Más allá de las 20 horas, la procesión llegó a su destino, el Parque del Salón. Siempre arropada por palentinos, que no dudaban en gritar un ¡Viva Dueñas! o ¡Viva Mazariegos! si la ocasión lo requería. 
En El Salón aún hubo tiempo para ser reivindicativos. «Es importante aunar esfuerzos entre todos, cuadrillas de danzantes, músicos, Cofradías, Administraciones Locales y provinciales, y autoridades eclesiásticas, para defender y dar visibilidad a este riquísimo patrimonio cultural y devocional», exigió el manifiesto al que se dio lectura en el Parque.
Ante más de 300 danzantes y músicos, ante decenas de palentinos que quisieron acompañarlos en esta jornada, la Coordinadora de Danzantes de Palencia lanzó un mensaje alto y claro: «Debemos tomar conciencia de la necesidad de mantener un patrimonio frágil». Sin duda, este I Día de los Danzantes de Palencia ha contribuido a ello.