Quedan en libertad los dos titiriteros acusados de enaltecer el terrorismo

AGENCIAS
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Los artistas abandonan la prisión, pero sin sus pasaportes y tendrán que comparecer diariamente en juzgados cercanos a sus domicilios

Al grito de «televisión, manipulación, los titiriteros Alfonso Lázaro y Raúl García salieron ayer de la cárcel de Soto del Real donde permanecieron cinco días, de manera preventiva, acusados de un delito de enaltecimiento del terrorismo y otro contra los derechos fundamentales, que habrían cometido durante una representación en el barrio madrileño de Tetuán con motivo de los carnavales en la que había público infantil. En el espectáculo se representaban, entre otras escenas, el ahorcamiento de un juez y la violación de una mujer y se exhibía una pancarta en la que se leía GORA ALKA-ETA.

 El mismo magistrado que ordenó el pasado sábado su ingreso en prisión admitió el recurso presentado por la defensa de los miembros de la compañía Títeres desde Abajo, que fue apoyado por la Fiscalía al entender que ha disminuido el riesgo de fuga y de reiteración delictiva al haberse incautado su material y haberse rescindido sus contratos. Por eso, decidió decretar su libertad, aunque ordenó que presten comparecencias diarias en el juzgado más cercano a sus domicilios y les prohibió salir del territorio nacional, por lo que les retiró sus respectivos pasaportes.

En el auto, Moreno recoge la jurisprudencia del Tribunal Constitucional para subrayar que el derecho a la libertad ideológica y de expresión protege aquellas ideas que pueden resultar «rechazables y molestas para una generalidad de personas», pero no alcanzan a «cobijar la utilización del menosprecio y el insulto contra personas o grupos, ni tampoco a la generación de sentimientos de hostilidad contra ellos». En este sentido, recuerda que la libertad de expresión no puede ofrecer cobertura al denominado discurso del odio, que supone una incitación directa a la violencia.

En cuanto a la comisión del delito de enaltecimiento, el juez destaca que «cualquier persona que lea la expresión incluida en el cartel exhibido por los investigados, GORA ALKA-ETA, puede verificar que se está alabando o justificando a los terroristas o a los propios hechos».

 

Tensión. A la salida de la cárcel estaban esperando a los titiriteros un grupo de entre 20 y 30 amigos, que les arroparon para impedir que fueran grabados por las numerosas cámaras de televisión que se encontraban en el exterior del recinto penitenciario. La situación llegó a ser violenta, ya que muchos periodistas recibieron empujones de los allegados de los dos artistas, que mostraron una actitud muy altiva, al grito de «prensa manipuladora». De hecho, golpearon la cámara de uno de los reporteros gráficos que estaba desempeñando su trabajo.