El dominio de Roma bajo el suelo

C.V.G. (Ical)
-

La provincia de Palencia es una de las más prolíficas en yacimientos entorno a ese periodo de la Historia que ahora la Junta quiere presentar de forma compacta

Más de 1.000 yacimientos reconocidos que incluyen todas las etapas de la historia, desde el Paleolítico hasta finales de la Edad Media, atestiguan el gran potencial arqueológico que esconde bajo tierra la provincia de Palencia y la importancia que este territorio tuvo en determinados momentos.

Aunque todos los yacimientos descubiertos hasta ahora están inventariados, la Junta de Castilla y León trabaja en estos momentos en la revisión de las fichas de cada uno de ellos y en un nuevo proyecto que pasa por dar una visión compacta entorno a los que tiene como eje en común los periodos de resistencia y dominio romano.

«La fortaleza de la provincia en yacimientos arqueológicos es que seremos una de las más prolíficas en aquellos vinculados a la resistencia y al dominio del Imperio Romano, que es el eje que vertebra todas las excavaciones que estamos haciendo», explica el delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Palencia, Luis Domingo González.

Durante este verano, el Gobierno Regional ha apoyado económicamente y ha promovido campos de trabajo para jóvenes en tres de ellos que representan grandes ciudades fortificadas que jugaron un gran papel en el dominio romano y que han sido Dessobriga, entre Osorno y Melgal de Fermental (Burgos), Monte Bernorio, en Villaerén, y La Ciudad En busca de Intercatia en Paredes de Nava.

Riqueza poco interiorizada. «Creemos que en la arqueología hay una riqueza no suficientemente interorizada, por lo que tenemos que trabajar con ella para darle una visión compacta como recurso generador de trabajo, riqueza y vertebrador del mundo rural vinculándolo al desarrollo de campos de trabajo», apunta Luis Domingo González.

La arqueóloga de la Delegación Territorial de la Junta, Cristina Lion, aclara que quizás lo que más se conoce en la provincia es el mundo romano como consecuencia de la excavación de las villas romanas de La Olmeda (Pedrosa de la Vega) con sus espectaculares mosaicos y Quintanilla de la Cueza. Sin embargo, añade, en los últimos años se han ampliado los conocimientos sobre otras etapas que hasta ese momento habían quedado un poco más apartadas de la investigación.

En ese contexto se encuentran aquellas que muestran el contacto entre Roma y los pueblos preromanos del territorio palentino y su conquista. «Hispania, pero también Iberia que tienen aquí su punto de unión con los pueblos cántabros y los vacceos y su posterior romanización», puntualiza el delegado de la Junta.

Aunque en algunos de estos asentamientos ya se trabajó años atrás como es el caso de La Ciudad, Monte Bernorio o Palenzuela, en los dos últimos años se han retomado las campañas financiadas por la Administración Regional en los dos primeros y añadido nuevos enclaves como el de Dessobriga.

Relaciones con Roma. Cristina Lion asegura que estas excavaciones «están comenzando a permitir entrever la relación de estas poblaciones con Roma que, finalmente, dará lugar a una nueva etapa en el devenir de esta provincia».

Esa nueva etapa ya se está abriendo gracias a importantes descubrimientos como el que ha tenido lugar este verano durante la segunda campaña de excavaciones en Dessobriga, dirigida por la historiadora palentina afincada en Lyon (Francia), Margarita Torrione.

Hasta ahora se creía que Dessobriga, castro vacceo en el que hay indicios de ocupación desde la Primera Edad del Hierro, había sido un punto de apoyo a Roma en las Guerras Cántabras de finales del I A.C., pero los restos de una muralla de 400 metros lineales de longitud, dos fosos de cuatro metros de profundidad arrasados e incendiados, proyectiles y flechas de asalto encontrados revelarían que, en contra de los que transmitieron los cronistas romanos, el poblado no fue asimilado de forma pacífica sino que conformó un foco de resistencia hacia Roma.

Del castro Monte Bernorio, yacimiento muy conocido desde finales del siglo XIX en la literatura arqueológica, ya se sabía de su importancia en las guerras que libró el emperador Augusto para la conquista del norte de la península porque tras su asalto y conquista fue totalmente destruido mientras que Dessobriga fue romanizada, apunta uno de los directores de ambas excavación, Jesús Francisco Torres Martínez.

Igual que Dessobriga, La Ciudad, el tercer enclave en el que la Junta tiene puestos sus ojos y en el que también se ha desarrollado una campaña de excavaciones este verano, fue romanizada y continuó poblada, aunque en menor medida que en la etapa prerromana, durante cinco siglos más.

La Ciudad estaba protegida por un complejo sistema defensivo, no documentado en ningún otro yacimiento, estructurado en dos líneas defensivas compuestas cada una de ellas por una muralla y dos o tres fosos por delante de ellas que ponen de manifiesto la relevancia que también tuvo en la conquista de Roma.

El delegado territorial de la Junta avanza que los vestigios del pasado encontrados hasta ahora en yacimiento como La Ciudad apuntan a que hay que seguir avanzando en el conocimiento de la cultura vaccea por lo que la apuesta de la Junta, afirma, es continuar apoyando estas excavaciones.

‘huerta varona’. Como ejemplo de la posterior romanización del territorio se encuentra Huerta Varona, en la localidad norteña de Aguilar de Campoo, cuya segunda campaña de excavaciones financiada por el Ayuntamiento aguilarense, está a punto de terminar.

Se trata de un enclave que acogió una granja o villa rústica desde el Alto Imperio, siglo I DC, hasta el final del Imperio Romano que pudo ser ocupada por un romano y que sacará a la luz una etapa apenas estudiada en el norte de España como es el proceso de poblamiento tras la destrucción Monte Bernorio a través de la imposición del modelo agrícola, fundamental en el dominio de Roma.

Este asentamiento podría ser ejemplo, señala Jesús Francisco Torres Martínez, también director de la campaña de excavaciones, de que tras Guerras Cántabras el emperador Augusto obligó a los indígenas a abandonar las zonas urbanas de monte para asentarse en las llanuras formando pueblos con granjas en los que probablemente se instalaron antiguos soldados romanos que de esa forma vigilarían posibles revueltas contra el Imperio al mismo tiempo que colonizarían los territorios imponiendo el modelo de Roma de cultivo de cereal, vid y olivo.