Bajo una cúpula blanca, y sobre un suelo del mismo color, los cinco integrantes de La Petita Malumaluga hicieron posible la conexión música-padres-niños . Un espectáculo cercano, casi personal, en el que los músicos miraban a los niños a la cara, como dedicándoles cada una de las notas de las versiones de aquellos melenudos ingleses que ayer pusieron banda sonora a la infancia palentina. Todo vendido. Ayer se representaron tres sesiones de Bitels para bebés, con todo el aforo lleno. Para la próxima obra, en marzo, tampoco quedan entradas.