Chocolates Trapa da el salto

Alberto Moreno
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81
Chocolates Trapa
77
Lleida
Finalizado
Chocolates Trapa se toma la revancha con el Lleida. Carles Marco debutó ante su afición con victoria sufrida

Toda reconversión requiere su tiempo, entre el blanco y el negro hay escala de grises. A falta de brillantez, llegan los resultados, que en este momento es lo más importante. Hay que darle tiempo al tiempo.

Por primera vez los seguidores morados pudieron ver en su banquillo al otrora enemigo Carles Marco. Aunque sólo fuesen cuarenta minutos se evidenció que cualquier parecido con su antecesor, Alejandro Martínez, es mera coincidencia. Lógico. Para tener una fotocopia, mejor haberse quedado con el original. El canario basa su idea sobre el ataque, con transiciones cortas y cierta libertad en el tiro. El catalán lo basa en la defensa y sobre ella estructurar el juego. Dos conceptos diametralmente diferentes, pero igual de válidos. Lo que sí se demostró es que con este equipo también se puede defender, que la evidente calidad que atesora esta plantilla no está reñida con bajar el culo (como se dice el argot) cuando no se tiene el balón.

El caso es que en la puesta en escena la mano de Marco tampoco se notó en exceso, con muchos puntos en ambas canastas. El quinteto más o menos de gala, ataques rápidos, Vasturia en estrella, Urko tirando de galones, los problemas en el rebote. La historia de siempre o casi siempre, porque sí se evidenció una clara actitud positiva, una intensidad que parecía olvidada y un deseo de borrón y cuenta nueva. Así que tardó menos de seis minutos en abrir la brecha a los diez puntos (19-9) ante el primer verdugo de la liga de los morados, que más bien parecía en esta ocasión el condenado y posteriormente decapitado. El primer tiempo muerto ilerdense provocó una reacción contraria, los locales estaban desatados, con cuatro jugadores de refresco, dosificando los minutos y manteniendo la intensidad, llegando a quince puntos de renta La segunda unidad mantuvo el tipo. Otra diferencia en relación al anterior técnico. 30-22 en el primer acto.

El segundo cuarto fue otra cosa. Ya no había canastas tan fáciles, las defensas se ajustaban más y aparecían más errores en el lanzamiento, especialmente en los catalanes, que de nuevo eran llamados a consultas por su técnico a tres minutos y medio del descanso con 40-27. Chocolates Trapa también se movía bien en estos nuevos parámetros, con Urko Otegui en plan estelar Acción-reacción. Los ilerdenses despertaron y Carles Marco pidió su primer tiempo muerto para frenar su escalada. Chocolates Trapa entraba en una fase de oscuridad, tan habitual en la última etapa del anterior técnico, pero tampoco los visitantes tenían muchas luces encendidas. 42-31.

No pareció sentarle bien el paso por vestuarios al Chocolates Trapa,  tanto que en menos de cinco minutos los visitantes se colocaron a cinco puntos de desventaja 49-44. Grimau y Cvetinovic, con sus respectivos triples, frenaron su remontada y llegaron de nuevo los cambios locales para dar frescura. Sin embargo, Lleida seguía encontrando la Força y se mantenía vivo en el encuentro. El partido se estaba jugando más a lo que quería el equipo catalán, que llegó a colocarse a un punto. 63-59 con un triple sobre la bocina de Vasturia. 

Intercambio de desaciertos, incluso del casi infalible Vasturia. Urko Otegui al rescate. 3-3 parcial en cinco minutos en el cuarto decisivo. El partido se lo iba a llevar el que menos errores cometiese, tal como se estaba desarrollando. Cvetinovic, con su nuevo y providencial triple, abrió la diferencia hasta los siete puntos y desató a la grada. Zubizarreta siguió el camino. Fue en este periodo cuando se notó la mano que mece la cuna defensiva de Carles Marco, pero los errores en ataque locales provocaban que la diferencia no fuese decisiva y el partido siguiese vivo, 73-67 a 1’30’’,  73-70 a falta de 50 segundos. Grimau, al límite de la posesión, logró un triple con sabor a sentencia. Respiró la grada, se lamentó el banquillo visitante. 24 segundos por delante. Eligieron mal los visitantes, llevaron a los más cualificados desde la línea de personal, especialmente a Grimau, que con los dos tiros libres convertidos hizo respirar a la grada, aunque todavía quedase un poco de suspense a seis décimas para el final, pero Sanz se encargó de cerrar el marcador. Dos de dos para Marco.