Las recreaciones de las matanzas  del cerdo se contabilizan por decenas en los meses de otoño e invierno en varios municipios repartidos de Norte a Sur de la geografía provincial, pero en pocos tienen la sensibilidad que demuestra año tras año Santibáñez de la Peña, donde además de tradición, la fiesta tiene un marcado componente solidario.

Y es que allí, la recaudación íntegra de la subasta del animal, que en esta ocasión ascendió a 210 euros (una cifra similar a la de ediciones anteriores), se destina íntegramente a fines benéficos. En concreto, al apadrinamiento de niños a través de la Fundación Vicente Ferrer, entidad con la que colaboran de forma periódica el Ayuntamiento, la Parroquia y decenas de vecinos a título individual desde hace bastantes años.

costumbre ancestral. Por lo demás, la jornada festiva sirvió para revivir una de las costumbres más ancestrales de la MontañaPalentina. Además, los asistentes pudieron degustar 800 raciones de jijas, morcillas, migas y pancenta recién elaboradas. 

El ritual despertó la curiosidad de decenas de personas, especialmente de los niños, pues tuvieron la oportunidad de conocer en primera persona este trabajo propio del medio rural. Un oficio venido a menos, pues tal y como apuntó el alcalde, Manuel Maza, «si antes era habitual matar a un o dos cerdos por familia, ahora tan solo se sacrifican un par de ellos en todo el municipio».

En paralelo, se montó un expositor con bicicletas eléctricas, que los santibañeses pudieron probar haciendo un pequeño recorrido por los entornos de la plaza del Ayuntamiento, epicentro de la celebración.

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