Se apagaron los aplausos. El murmullo de la gente se difuminó. Se echó el cerrojo y entraron las máquinas a cometer «un crimen». Así lo calificó hace 40 años, en 1976, Félix López El Regio. Y aún lo mantiene. «Fue un crimen tirar aquella Plaza, la antigua. En otras ciudades han hecho auténticas preciosidades utilizándolas para otras cuestiones», afirma, junto a una palmera, en lo que fue el antiguo Coso de Palencia.