Sinopsis oficial
En junio de 1971, el New York Times, el Washington Post y los principales periódicos de EE.UU. tomaron una valiente posición en favor de la libertad de expresión, informando sobre los documentos del Pentágono y el encubrimiento masivo de secretos por parte del gobierno que duró cuatro décadas y cuatro presidencias estadounidenses. En ese momento, Katharine Graham,del Post, seguía buscando su lugar como la primera mujer editora del periódico, y Ben Bradlee ,el director, intentaba relanzar un periódico en decadencia. Juntos, formaron un equipo improbable y a contra el intento sin precedentes de la Administración Nixon de restringir la primera enmienda.
La crítica -
Por J.M.S.
Con un arranque impactante pero algo confuso, los hechos narrados a modo de thriller periodístico son anteriores al caso Watergate o, si lo prefieren, cinematográficamente es una precuela de Todos los hombres del presidente, de Alan J. Pakula. Porque, en junio de 1971, dos periódicos: el New York Times y el Washington Post pilotaron una lucha a favor de la libertad de expresión, a la que se sumaron otros diarios del país. Lo hicieron sacando a la luz, a pesar de las presiones, documentos del Pentágono y denunciando el encubrimiento de secretos por parte del Gobierno durante cuatro décadas y cuatro presidentes.
Steven Spielberg va relatando los pormenores que llevaron a tomar decisivas decisiones no solo a los periodistas responsables de esos medios impresos sino a los propietarios de los mismos. En el caso del Post, en este film se da “mucha cuerda” a Katherine Graham, encarnada de forma eficaz por Meryl Streep.
Muy bien filmada, pero muy americana, analiza asuntos tan importantes como el difícil y peligroso equilibrio en las relaciones entre el poder y los informadores y los dilemas éticos inherentes a la profesión. No se le puede negar su calidad pero ni es original argumentalmente, como lo fue la mencionada Todos los hombres del presidente, ni provoca ninguna emoción, quizás porque sutilmente se nota el tono pro demócrata del director (resulta cansino demonizar tanto a Nixon, republicano, y no hacer casi alusión a erróneos mandatos de otros como el demócrata Lyndon B. Johnson ). Del mismo modo, se añade un cierto toque feminista a través del papel jugado por Graham. En lo que se queda corta la descripción es en algo que actualmente se lleva poco: la defensa del editor de sus redactores a pesar de las coacciones políticas. En el caso de la Graham hasta en dos ocasiones se le amenazó desde el Gobierno con retirarle sus licencias de televisión que eran las que realmente mantenían económicamente al grupo.